Juan 3:3 - “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”

En Honor a Su verdad
Este versículo de la Escritura es frecuentemente usado para enseñar que para entrar en el reino de Dios una persona tiene que nacer de nuevo de la simiente de Dios y es equiparado con 1 Pedro 1:23, en donde se habla de ser “renacidos de simiente incorruptible”. Sin embargo, veremos que en Juan 3:3 Jesús está hablando de algo diferente a lo dicho por Pedro después. Analizaremos este versículo para comprender qué es lo que Jesús realmente quiso enseñar allí.

Nuevo nacimiento en las epístolas:

Antes de revisar el texto de Juan, veamos qué significa ser “renacido de simiente incorruptible”. Esta expresión aparece únicamente en 1 Pedro 1:23:

1 Pedro 1:23 (RVA)[1]
pues habéis nacido de nuevo, no de simiente corruptible sino de incorruptible, por medio de la palabra de Dios que vive y permanece.

Las palabras “nacido de nuevo” son una sola palabra en el texto griego: anagennaö. Es la unión de la palabra ana y la palabra gennaö. Ana significa primariamente “arriba” y en palabras compuestas puede tomar el sentido de repetición, por lo tanto, puede significar un “nuevo nacimiento” o un nacimiento “desde arriba”. Por otro lado, la palabra gennaö significa “engendrar, nacer, concebir, originar, generar, producir, venir a la luz”. De este modo, la palabra griega anagennaö nos está indicando un nuevo origen, un nuevo nacimiento que es “desde arriba”.

Esta palabra griega se usa sólo en 1 Pedro 1:23 y 1:3, así que veremos el contexto para comprender bien a qué se refiere:

1 Pedro 1:3-9; 15-25 (RVA)
|3| Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su grande misericordia nos ha hecho nacer de nuevo [anagennaö] para una esperanza viva por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos;
|4| para una herencia incorruptible, incontaminable e inmarchitable, reservada en los cielos para vosotros
|5| que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación preparada para ser revelada en el tiempo final.
|6| En esto os alegráis, a pesar de que por ahora, si es necesario, estéis afligidos momentáneamente por diversas pruebas,
|7| para que la prueba de vuestra fe—más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego— sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo.
|8| A él le amáis, sin haberle visto. En él creéis; y aunque no lo veáis ahora, creyendo en él os alegráis con gozo inefable y glorioso,
|9| obteniendo así el fin de vuestra fe, la salvación de vuestras almas.
|15| Antes bien, así como aquel que os ha llamado es santo, también sed santos vosotros en todo
|18| Tened presente que habéis sido rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual heredasteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles como oro o plata,
|19| sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.
|20| El, a la verdad, fue destinado desde antes de la fundación del mundo, pero ha sido manifestado en los últimos tiempos por causa de vosotros.
|21| Por medio de él creéis en Dios, quien lo resucitó de entre los muertos y le ha dado gloria; de modo que vuestra fe y esperanza estén en Dios.
|22| Habiendo purificado vuestras almas en obediencia a la verdad para un amor fraternal no fingido, amaos los unos a los otros ardientemente y de corazón puro;
|23| pues habéis nacido de nuevo [anagennaö] , no de simiente corruptible sino de incorruptible, por medio de la palabra de Dios que vive y permanece.
|24| Porque: Toda carne es como la hierba, y toda su gloria es como la flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae;
|25| pero la palabra del Señor permanece para siempre. Esta es la palabra del evangelio que os ha sido anunciada.

Pedro estaba escribiendo aquí para un grupo de creyentes cristianos que estaba pasando por momentos difíciles de persecución y tentación y Pedro los alienta a luchar por la santidad. Pedro comienza bendiciendo a Dios que nos ha hecho “nacer de nuevo” para una esperanza viva, con una herencia incorruptible reservada por Dios en los cielos.

En el versículo 5 nos dice que los cristianos somos guardados “por el poder de Dios mediante la fe”.

En el 18 Pedro les dice a estos creyentes que tengan presente que fueron  rescatados de la pasada manera de vivir heredada por los padres y que esto lo ha hecho Dios por medio de la sangre de Cristo. Luego dice que por medio de la fe en él sus almas fueron purificadas porque habían nacido de nuevo por la palabra de Dios. En el 24 hace una analogía entre la “carne”, que es como la hierba, que se seca, la carne muere, llega a su fin, pero la palabra del Señor permanece para siempre.

Aquí Pedro lo que está diciendo es que este nuevo nacimiento, o este nuevo origen es una obra de Dios en nosotros. Como seres humanos hemos nacido de padres de carne y a causa de que la vida carnal tiene al pecado dentro, hemos heredado un estilo de vida pecaminoso. Pero por medio de la fe en Cristo, Dios con Su Palabra ha hecho algo nuevo, nos ha dado Su simiente. Juan 4:24 nos dice que Dios es Espíritu, por lo tanto, tener “simiente” de Dios significa tener algo de Su naturaleza, es tener una vida espiritual.

Entonces, podemos ver que anagennaö se refiere a un nuevo nacimiento u origen que es “desde arriba”, se refiere a recibir la naturaleza espiritual de Dios. Como seres humanos, nuestra naturaleza humana nos impulsa al pecado, pero como hijos de Dios tenemos una nueva naturaleza espiritual que nos impulsa a la santidad. Nuestra parte carnal no va a vivir para siempre, está condenada, así como la hierba, va a “secarse”, va a dejar de ser en algún momento. Pero la nueva naturaleza espiritual nos ha sido dada por la Palabra de Dios y así como la Palabra de Dios permanece para siempre, nosotros viviremos para siempre porque Él nos ha dado esta nueva naturaleza.

En Romanos 8:29 se nos dice que Jesús fue “el primogénito entre muchos hermanos” y en Colosenses 1:18 leemos que él fue el “primogénito de entre los muertos”. La misma palabra “primogénitos” se usa en ambos textos conectándolos de forma singular. Esa palabra “primogénito” significa “primer hijo”. Jesús es el “primer hijo” de entre los muertos, fue el primero en resucitar de entre los muertos y recibir una vida espiritual inmortal. No sabemos exactamente cómo funciona la vida de Jesús en un aspecto “científico”, pero lo que sabemos es que su vida de hoy no es la misma que su vida carnal antes de resucitar. Del mismo modo, los creyentes cristianos recibiremos ese mismo tipo de vida que él y viviremos para siempre:

Romanos 6:5 (RVA)
Porque así como hemos sido identificados con él en la semejanza de su muerte, también lo seremos en la semejanza de su resurrección.

1 Juan 3:2-3 (RVA)
|2| Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Pero sabemos que cuando él sea manifestado, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
|3| Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, como él también es puro.

Gálatas 6:13-15 (RV-1960)[2]
|13| Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne.
|14| Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.
|15| Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.

2 Corintios 5:17-18 (RVA)
|17| De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
|18| Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo…

En 2 Corintios 5:17 las palabras “nueva criatura” deberían traducirse “nueva creación”, como en Gálatas 6:15, es la misma expresión en el texto griego. “Estar en Cristo” se refiere a ser parte del Cuerpo de Cristo, lo cual sucede cuando confesamos a Jesús como nuestro Señor y creemos de corazón que Dios le levantó de entre los muertos, no es sólo repetir una “oración de salvación”, sino creerlo de corazón, lo cual implica comenzar a cambiar nuestras vidas en la dirección que indica el Señorío de Cristo. Una vez que hacemos a Cristo nuestro Señor pasamos a “estar en Cristo” y es así que Dios hace de nosotros una “nueva creación”.

Al resucitar Jesús pasó a ser una nueva creación, porque Dios le dio un tipo de vida que jamás había dado a nadie y le dio total autoridad y poder. Ningún ángel, ni ningún otro ser creado tuvo jamás la clase de vida que tiene hoy Jesús, él es una “nueva creación” y cada uno de los que creen en él como Señor son hechos hijos de Dios y pasan a ser una “nueva creación” en Cristo. Esto significa que Dios nos ha hecho partícipes de la misma realidad espiritual que Jesús, aunque mientras vivamos aún tenemos una parte carnal “vieja” con la que tenemos que vivir día a día.

Al haber hecho una nueva creación en el ámbito espiritual, algunas cosas en cuanto a cómo debe tratar el ser humano con Dios han cambiado, entre ellas, ya no es requerido el ser circuncidados, tal como dice Pablo en Gálatas 6:15. Muchas cosas Dios hizo nuevas luego de la resurrección de Cristo.[3]

Santiago nos habla de la misma realidad espiritual:

Santiago 1:17-21 (RVA)
|17| Toda buena dádiva y todo don perfecto proviene de lo alto y desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación.
|18| Por su propia voluntad, él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos como primicias de sus criaturas.
|19| Sabed, mis amados hermanos: Todo hombre sea pronto para oír, lento para hablar y lento para la ira;
|20| porque la ira del hombre no lleva a cabo la justicia de Dios.
|21| Por lo tanto, desechando toda suciedad y la maldad que sobreabunda, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

Santiago nos dice que Dios nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos primicias de Sus criaturas. Santiago combina lo que dijo Pedro sobre el nuevo nacimiento y lo que Pablo habló acerca de la nueva creación. Se puede ver claramente la relación que hay entre el nuevo nacimiento y la nueva creación de Dios en Cristo.

Algo notable e interesante es que tanto Pedro como Santiago nos dicen que este nuevo nacimiento es “por la Palabra de verdad”. La forma en que Dios nos hace hijos Suyos es por medio de Su Palabra. Él dice y sucede, él dijo que sea la luz y fue la luz, dijo que el ser humano venga a la existencia y el ser humano comenzó su existencia, Él dijo que Jesús sea levantado de entre los muertos y Jesús resucitó; y cada vez que alguien cree en el evangelio de salvación Dios dice “esta persona ahora es Mi hija” y así sucede. Dios no necesita otra cosa más que Su Palabra para que las cosas sucedan.

Haciendo un paréntesis dentro de este tema, quiero aprovechar para explicar un poco el versículo 21, en donde muchos tropiezan. Al final parece decir que es necesario recibir la palabra de Dios para poder “salvar el alma”, muchos han interpretado erróneamente que si uno desarrolla una vida de santidad no obtendrá la salvación de Dios. Pero Santiago dice todo lo contrario en los versículos previos, dice que Dios nos hizo nacer por la palabra de verdad. ¿Puede acaso alguien dejar de ser hijo de su padre? ¡No! Aun cuando tuviéramos una muy mala relación con nuestro padre terrenal, no podemos cambiar el ADN, seguiremos siendo hijos de ese padre. Del mismo modo, la relación espiritual que Dios ha establecido con los creyentes es enfatizada en el hecho de que fuimos hechos HIJOS de Dios, ¡no hay vuelta atrás!

Pero entonces ¿por qué dice Santiago que la palabra “puede salvar vuestras almas”? Para esto hay que entender que la palabra “alma” (en griego psuchë) en muchos casos tiene simplemente el sentido de “vida”. En este contexto Santiago habla a gente que estaba en dificultades, cristianos que estaban siendo perseguidos por su fe y ante esta realidad Santiago les dice que no pierdan el gozo ante las dificultades (en el 1:2) y que se mantengan firmes en la fe y la oración.[4] Por lo tanto, el aliento de Santiago es a no abandonar su fe, sino “recibir la palabra implantada”, porque esa palabra podía salvarles la vida.

La “palabra implantada” se refiere a una palabra de Dios implantada por Dios en nuestros corazones. Dios había prometido escribir Su ley en el corazón de los creyentes (He. 8:10) y en Filipenses 2:13 Pablo dice que Dios produce en nosotros “el querer como el hacer”, lo cual se refiere a que Él pone dentro de nosotros el deseo de hacer Su voluntad y nos da los recursos para llevarla a cabo.[5] Santiago les estaba recordando (o enseñando) que ellos fueron hechos hijos de Dios, tienen una conexión espiritual con Dios y por medio de esa conexión espiritual Dios les estaba “implantando” la Palabra que necesitaban para salvar sus vidas en medio de la adversidad. Si ellos se mantenían fiel a Su Palabra, entonces tendrían la liberación de Dios.

El texto de Juan 3:

Habiendo visto la enseñanza bíblica acerca del nuevo nacimiento, ahora analizaremos el texto en Juan 3.

Juan 3:1-3 (RVA)
|1| Y había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un gobernante de los judíos.
|2| Este vino a Jesús de noche y le dijo: —Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, a menos que Dios esté con él.
|3| Respondió Jesús y le dijo: —De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.

Algo que llama la atención en este relato (o al menos me llamó la atención a mí), es que Nicodemo vio a Jesús con elogios, reconociendo que Jesús actuaba y hablaba de parte de Dios, sin embargo, la respuesta de Jesús parece no tener ninguna relación con la declaración de Nicodemo. En realidad, la respuesta de Jesús fue más bien una respuesta al corazón de Nicodemo más que a sus palabras. Nicodemo reconocía a Jesús como un verdadero maestro y Jesús sin rodeos comenzó a hablarle a Nicodemo aquello que él necesitaba para alcanzar la salvación.

Jesús le dijo a Nicodemo que era necesario “nacer de nuevo”. Sin embargo, la expresión aquí es diferente de la que vimos en la epístola de Pedro. Aquí la expresión “nazca de nuevo” son dos palabras griegas: gennaö: “nacer, venir a la vida, generar, originar” y anothen, que significa “desde arriba” (así lo tradujeron, por ejemplo, en Mt. 27:51; Mr. 15:38; Jn. 3:31; 19:11). Lo que Jesús le dijo a Nicodemo es que él debía “nacer desde arriba” para poder ver [y entrar] el reino de Dios.

¿Y a qué se refiere con “nacer desde arriba”? Sigamos leyendo el contexto:

Juan 3:4-5 (RVA)
|4| Nicodemo le dijo: —¿Cómo puede nacer un hombre si ya es viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
|5| Respondió Jesús: —De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

Nicodemo no entendía lo dicho por Jesús, no entendía cómo es que alguien podría nacer una segunda vez. Jesús amplió la información diciendo que era necesario que una persona nazca “de agua y del Espíritu” para poder entrar en el reino de Dios. Muchos han relacionado el “nacimiento de agua” con el bautismo en agua y en base a esto suelen enseñar que es necesario ser bautizados en agua para poder obtener la salvación de Dios. Sin embargo en ningún caso el bautismo en agua está directamente relacionado con un “nacimiento”. Además, cuando se habla del bautismo siempre es “en agua”, mientras que aquí las palabras para “nacer de agua”, en base al texto griego se traduciría “nacer desde el agua”, es algo que sale desde el agua.

Algunos maestros y teólogos creen que el nacer “desde el agua” se refiere al nacimiento natural, cuando el bebé sale de la placenta materna. Si bien es una posibilidad razonable, no tenemos ninguna otra mención a este tipo de nacimiento en la Biblia y tampoco hay suficiente sustento fuera de la Biblia como sostener esta idea. E.W. Bullinger y otros teólogos sugieren que aquí está presente la figura de dicción endíadis, que consiste en usar dos sustantivos para expresar una sola realidad, en este caso, el “agua y el espíritu” sería “agua espiritual”, lo cual, como veremos, tiene gran coherencia en el relato.

Jesús en varias oportunidades relacionó el agua con el poder espiritual de Dios:

Juan 4:6-14 (RVA)
|6| Estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era como la hora sexta.
|7| Vino una mujer de Samaria para sacar agua, y Jesús le dijo: —Dame de beber.
|8| Pues los discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
|9| Entonces la mujer samaritana le dijo: —¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, siendo yo una mujer samaritana? —porque los judíos no se tratan con los samaritanos—.
|10| Respondió Jesús y le dijo: —Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber,” tú le hubieras pedido a él, y él te habría dado agua viva.
|11| La mujer le dijo: —Señor, no tienes con qué sacar, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
|12| ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob quien nos dio este pozo y quien bebió de él, y también sus hijos y su ganado?
|13| Respondió Jesús y le dijo: —Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed.
|14| Pero cualquiera que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

Las últimas palabras “vida eterna” deberían traducirse como “vida de la era”. Este “agua” que Jesús podría proveer servía para dar vida en la era futura, cuando el reino de Dios sea establecido sobre la Tierra. El “agua” que Jesús ofrecía tenía la capacidad de calmar la sed espiritual, la necesidad del ser humano de tener una relación con Dios.

Juan 7:37-39 (RVA)
|37| Pero en el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso de pie y alzó la voz diciendo: —Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
|38| El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior.
|39| Esto dijo acerca del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues todavía no había sido dado el Espíritu, porque Jesús aún no había sido glorificado.

Aquí nuevamente se relaciona al agua con el espíritu de Dios. Quien cree en Jesús recibe el don de espíritu santo, este don es como “ríos de agua viva” dentro del creyente, porque a través de este don Dios mismo está moviéndose dentro del cristiano. Notemos que Juan dice que esto que dijo Jesús se refería al don que iba a ser dado después de que Jesús fuera glorificado, aún no estaba disponible. Jesús iba a dar de beber “agua viva” a los creyentes. ¿Cómo haría esto? Por medio de su sacrificio en la cruz. Él debía ser sacrificado para que Dios pudiera hacer disponible que cada persona que crea tenga vida espiritual que le permita vivir para siempre en el futuro reino de Dios.

Ahora podremos entender mejor lo dicho por Jesús a Nicodemo:

Juan 3:4-6 (RVA)
|4| Nicodemo le dijo: —¿Cómo puede nacer un hombre si ya es viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
|5| Respondió Jesús: —De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
|6| Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es.

Si entendemos que nacer “de agua y del Espíritu” se refiere a recibir un nuevo nacimiento a través del “agua espiritual” que Jesús iba a hacer disponible, el relato no sólo es coherente con las otras enseñanzas que vimos previamente, sino que el versículo 6 encaja perfectamente. Jesús establece un contraste entre la “carne” y el “espíritu” y muestra que hay dos tipos de “nacimiento” necesarios para entrar en el reino de Dios.

La “carne” nuestra es nacida de nuestro padre de carne y es corruptible, ésta no puede entrar en el reino de Dios. Por más “buena” que sea una persona en su aspecto carnal, no puede entrar en el reino, porque su carne no tiene las condiciones necesarias para entrar en el reino de Dios. Para entrar en el reino hace falta otro tipo de vida, una vida que es engendrada por Dios y que es “espíritu”. Sólo la vida espiritual puede entrar en el reino de Dios y esa vida sólo puede ser dada por Dios.

El apóstol Pablo también habló de esto a los corintios:

1 Corintios 15:47-50 (RVA)
|47| El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre es celestial.
|48| Como es el terrenal, así son también los terrenales; y como es el celestial, así son también los celestiales.
|49| Y así como hemos llevado la imagen del terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.
|50| Y esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción heredar la incorrupción.

Nosotros tenemos una vida que proviene del linaje de Adán y esta vida está corrompida y no puede heredar el reino de Dios, sencillamente no es apta para entrar en el reino. Por otro lado, los que hemos creído en Jesús como Señor recibimos una nueva vida espiritual. Por el momento sólo tenemos las “primicias” de esta nueva vida (Ro. 8:23), estamos conectados espiritualmente con Cristo y por medio de él recibimos del poder de Dios en nuestras vidas, pero en el futuro seremos transformados y tendremos la misma clase de vida que Jesús tiene ahora, con un cuerpo con características semejantes a las del cuerpo que hoy tienen Jesús.

Esto que Pablo dice aquí a los corintios transmite la misma idea que Jesús le comunicó a Nicodemo: la carne no puede heredar el reino de Dios y es necesario nacer desde el espíritu para poder vivir para siempre en el reino de Dios.

Juan 3:4-8 (RVA)
|4| Nicodemo le dijo: —¿Cómo puede nacer un hombre si ya es viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
|5| Respondió Jesús: —De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
|6| Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es.
|7| No te maravilles de que te dije: “Os es necesario nacer de nuevo.”
|8| El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que ha nacido del Espíritu.

En el versículo 8 la palabra traducida “viento” es en griego pneuma, que en todos los otros versículos está traducido como “espíritu”, cuando se habla del viento en el NT se usa otra palabra griega: anemos. Si bien la palabra pneuma para los griegos podía traducirse como “viento”, en la Biblia siempre tiene el sentido de “espíritu” y en este contexto no es lógico traducir “viento” cuando todos los demás usos son traducidos como “espíritu”.

La confusión del traductor viene quizá por la palabra “soplar”, que en los otros usos bíblicos está casi siempre relacionada con el viento. Esta palabra “sopla” es en griego pneö, que comparte la misma raíz que pneuma. Pneö básicamente describe la acción del viento o de una fuerza invisible que se mueve, en palabras compuestas toma el sentido de “soplar, inspirar, respirar, exhalar”. En este caso nos está describiendo el movimiento del “Espíritu”, que en este contexto se refiere a Dios mismo. La palabra que se traduce “sonido” es una palabra griega que frecuentemente se traduce como “voz”, y aunque puede traducirse como “sonido”, aquí parece ser más apropiado traducirlo como “voz”.

El versículo, entonces, se leería así: “El Espíritu se mueve dónde quiere y oyes Su voz, pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquél que ha nacido desde el Espíritu”. Vean cómo encaja esto con el primer encuentro de Elías con Dios:

1 Reyes 19:11-13 (VM)[6]
|11| Entonces él le dijo: Sal fuera, y ponte de pie en el monte delante de Jehová. Y he aquí que Jehová iba pasando; pues un viento grande e impetuoso rompía los montes, y hacía pedazos las peñas delante de Jehová; mas Jehová no estaba en el viento: y después del viento hubo un terremoto; más Jehová no estaba en el terremoto:
|12| y después del terremoto, un fuego; mas Jehová no estaba en el fuego: y después del fuego, una voz callada y suave.
|13| Y aconteció que luego que la oyó Elías, tapóse el rostro con su manto, y salió, y se puso de pie a la entrada de la cueva. Y, he aquí que le vino una voz que dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?

Volvamos al relato de Juan:

Juan 3:8 (Traducción modificada)
El Espíritu se mueve donde quiere, y oyes Su voz; pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que ha nacido del Espíritu.

Cuando una persona es nacida del espíritu puede oír la voz de Dios en su interior, uno no sabe “científicamente” cómo es que Dios actúa dentro nuestro, pero allí está, moviéndose dentro del creyente, hablándole, dándole conocimiento, entendimiento, sabiduría, poder, cuidándolo y protegiéndolo. ¡Ese es nuestro Dios!


Juan 3:9-10 (RVA)
|9| Respondió Nicodemo y le dijo: —¿Cómo puede suceder eso?
|10| Respondió Jesús y le dijo: —Tú eres el maestro de Israel, ¿y no sabes esto?

Nicodemo era un maestro de la ley, era un importante miembro del concilio de Israel y alguien encargado de enseñar la Palabra de Dios al pueblo, sin embargo, él no estaba entendiendo una parte fundamental del evangelio de Dios, que es que él no podría entrar en el reino con el cuerpo tal cual como estaba, necesitaba un nuevo nacimiento. Pero ¿estaba esto escrito? ¿Tenía Nicodemo algún texto bíblico que dijera que ellos debían nacer “desde arriba” para poder entrar en el reino?

Fíjense en esta profecía traída a Ezequiel:

Ezequiel 37:1-14 (RVA)
|1| La mano de Jehovah vino sobre mí; me llevó fuera por el Espíritu de Jehovah y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.
|2| Me hizo pasar junto y alrededor de ellos, y he aquí que eran muchísimos sobre la superficie del valle. Y he aquí que estaban muy secos.
|3| Entonces me preguntó: —Oh hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y respondí: —Oh Señor Jehovah, tú lo sabes.
|4| Entonces me dijo: —Profetiza a estos huesos y diles: “Huesos secos, oíd la palabra de Jehovah.
|5| Así ha dicho el Señor Jehovah a estos huesos: ‘He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.
|6| Pondré tendones sobre vosotros, haré subir carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu en vosotros; y viviréis. Y sabréis que yo soy Jehovah.’”
|7| Profeticé, pues, como se me ordenó; y mientras yo profetizaba, hubo un ruido. Y he aquí un temblor, y los huesos se juntaron, cada hueso con su hueso.
|8| Miré, y he aquí que subían sobre ellos tendones y carne, y la piel se extendió encima de ellos. Pero no había espíritu en ellos.
|9| Entonces me dijo: —Profetiza al espíritu. Profetiza, oh hijo de hombre, y di al espíritu que así ha dicho el Señor Jehovah: “Oh espíritu, ven desde los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos, para que vivan.”
|10| Profeticé como me había mandado, y el espíritu entró en ellos, y cobraron vida. Y se pusieron de pie: ¡un ejército grande en extremo!
|11| Luego me dijo: —Oh hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. He aquí que ellos dicen: “Nuestros huesos se han secado. Se ha perdido nuestra esperanza. Somos del todo destruidos.”
|12| Por tanto, profetiza y diles que así ha dicho el Señor Jehovah: “He aquí, oh pueblo mío, yo abriré vuestros sepulcros. Os haré subir de vuestros sepulcros y os traeré a la tierra de Israel.
|13| Y sabréis que soy Jehovah, cuando yo abra vuestros sepulcros y os haga subir de vuestros sepulcros, oh pueblo mío.
|14| Pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis. Os colocaré en vuestra propia tierra, y sabréis que yo, Jehovah, lo dije y lo hice,” dice Jehovah.

Dios prometió que abriría los sepulcros de los israelitas creyentes y les daría espíritu y reviviría su carne, huesos y tendones. Es notable que a este proceso de resurrección sea llamado: “dar a luz a los fallecidos” en el libro de Isaías:

Isaías 26:19-20 (RVA)
|19| Tus muertos volverán a vivir; los cadáveres se levantarán. ¡Despertad y cantad, oh moradores del polvo! Porque tu rocío es como rocío de luces, y la tierra dará a luz a sus fallecidos.
|20| Anda, oh pueblo mío, entra en tus habitaciones; cierra tras de ti tus puertas. Escóndete por un breve momento hasta que pase la ira.

Se puede ver claramente que el proceso de resurrección era considerado como un nuevo nacimiento, un “nacer desde arriba”. A esto se refería Jesús cuando habló a Nicodemo. Nicodemo, como maestro de la ley, debía haber sabido que los sepulcros iban a “dar a luz” a los muertos, que Dios iba a poner espíritu en los muertos para que éstos entren en el reino de Dios.

Entonces, podemos comenzar a comprender que el “nacimiento espiritual” al que Jesús se está refiriendo aquí no es exactamente el “nuevo nacimiento” del cual habla Pedro en su epístola. El “nacimiento desde arriba” o el nacimiento de “agua espiritual” que Jesús menciona a Nicodemo se refiere a la resurrección de entre los muertos.

Nicodemo era un maestro fariseo, los fariseos habían adoptado ciertas creencias paganas griegas y creían en la “inmortalidad del alma”, ellos creían (al igual que muchos cristianos hoy) que cuando una persona se moría su “alma” seguía viva y ésta se iba a un lugar de castigo o de bendición según las obras que había hecho.[7] Nicodemo estaba influenciado por esta doctrina y no entendía que los muertos no tenían inmortalidad, que con su vida actual no podía entrar en el reino y que debía recibir un nuevo nacimiento espiritual para poder vivir para siempre en el reino de Dios. Jesús intentó corregir este error doctrinal de Nicodemo enseñándole que la “carne” no puede heredar el reino de Dios y que necesitaría nacer del espíritu de Dios para poder vivir en el reino futuro. Sin embargo, este “nacimiento desde arriba” mencionado por Jesús no era una realidad presente, sino un evento del futuro, cuando los muertos sean resucitados.

Juan 3:9-18 (RVA)
|9| Respondió Nicodemo y le dijo: —¿Cómo puede suceder eso?
|10| Respondió Jesús y le dijo: —Tú eres el maestro de Israel, ¿y no sabes esto?
|11| De cierto, de cierto te digo que hablamos de lo que sabemos; y testificamos de lo que hemos visto. Pero no recibís nuestro testimonio.
|12| Si os hablé de cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las celestiales?
|13| Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre.
|14| Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
|15| para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna [debe decir “vida de la era”].
|16| Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna [debe decir “vida de la era”].
|17| Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
|18| El que cree en él no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

Luego de señalar la necesidad de un nuevo nacimiento espiritual Jesús muestra a Nicodemo cuál era el camino para recibir la vida perpetua en la era futura. Los fariseos creían en la salvación por medio de obras, pero Jesús le muestra que para poder recibir vida en la era futura iba a ser necesario que él entregara su vida, para que por medio de la fe en él el mundo pueda ser salvo.

Nueva vida espiritual para el tiempo presente:

En este punto algunos quizá estén un poco confundidos sobre la diferencia entre el “nacimiento desde arriba” mencionado por Juan y el “nuevo nacimiento” mencionado por Pedro o el nacimiento “por medio de la Palabra de Dios” que menciona Santiago. ¿Cuál es puntualmente la diferencia?

Lo más importante a notar es que cuando Jesús habló a Nicodemo no le estaba enseñando nada nuevo. Lo que Jesús habló a Nicodemo, Nicodemo debía haberlo sabido como maestro de la ley. Jesús reprochó a Nicodemo porque siendo maestro de la ley no sabía que debía recibir un nacimiento espiritual. La promesa era que los sepulcros darían a luz a sus muertos, que Dios pondría espíritu en las personas y volverían a vivir. A ningún israelita se le habló de la posibilidad de ser hechos “hijos de Dios” con simiente incorruptible en el tiempo presente. Sin embargo, es necesario comprender que no estamos hablando de dos promesas diferentes, sino de una misma promesa que no había sido plenamente revelada. Tanto los israelitas creyentes como los cristianos que vivimos en la era después de Cristo recibiremos el mismo tipo de nacimiento espiritual en el futuro, todos seremos transformados para recibir una vida incorruptible e inmortal (ver 1 Co. 15). Sin embargo, los israelitas del tiempo de Jesús debían mantenerse en el cumplimiento de la ley y en la esperanza del Salvador VENIDERO para poder recibir la vida en la era futura, pero los cristianos hoy, por medio de la en Jesús somos hechos hijos de Dios con Su simiente dentro y esta realidad es permanente en el cristiano, nadie puede dejar de ser un hijo de Dios una vez que acepta a Jesús como Señor.

Colosenses 1:18-20 (RVA)
|18| Y además, él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. El es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo él sea preeminente;
|19| por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
|20| y por medio de él reconciliar consigo mismo todas las cosas, tanto sobre la tierra como en los cielos, habiendo hecho la paz mediante la sangre de su cruz.

Jesús es el primogénito de entre los muertos, él es el “primer hijo” de entre los muertos, es el primero en recibir esa vida espiritual prometida por Dios en las profecías de Ezequiel e Isaías que hemos visto. Nosotros, los que hemos creído en él como Señor, recibiremos esa misma vida en el futuro, esto estaba prometido desde mucho antes de que Jesús viniera y Nicodemo debía haber sabido esto. Pero lo que ni Nicodemo ni nadie podía saber es que Dios iba a dar las “primicias del espíritu” en el tiempo presente.

Dios prometió hacer un “nuevo pacto” con Israel cuando ellos estuvieran en el reino futuro (Jer. 31:31-34), pero este nuevo pacto, en lugar de comenzar en el tiempo en que Dios establezca Su reino en las eras futuras, ha comenzado a tener efecto a partir del día de Pentecostés, cuando los apóstoles recibieron por primera vez el espíritu de Dios, ahora estamos viviendo un “adelanto” de este nuevo pacto (1 Co. 11:25; 2 Co. 3:6; He. 8:8; 9:15; 12:24).

Santiago 1:18 (RVA)
Por su propia voluntad, él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos como primicias de sus criaturas.

Dios hizo disponible que hoy podamos vivir un adelanto de la vida espiritual que viviremos en el reino futuro, esto es porque nos ha conectado con el Señor Jesucristo, quien ya vive esta vida espiritual, y por medio de la comunión con Cristo podemos vivir un poco de su vida. Por medio de la comunión con Cristo podemos recibir de la sabiduría y poder de Dios y recibir consuelo, aliento, sanidad, y muchas cosas más de parte de Dios. Todavía no tenemos disponible vivir la plenitud de la vida del reino futuro, pero parte de esa vida la podemos vivir hoy en la medida que estamos en comunión con Dios y el Señor Jesús y en la medida que andamos en santidad. Por eso, si bien el andar carnal no nos va a hacer perder la vida que Dios nos ha prometido para el futuro, sí nos impedirá que en el presente recibamos del poder, sabiduría y amor de Dios para vivir una vida plena hoy, mientras esperamos la completa redención.

Romanos 6:15-23 (RVA)
|15| ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera!
|16| ¿No sabéis que cuando os ofrecéis a alguien para obedecerle como esclavos, sois esclavos del que obedecéis; ya sea del pecado para muerte o de la obediencia para justicia?
|17| Pero gracias a Dios porque, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de enseñanza a la cual os habéis entregado;
|18| y una vez libertados del pecado, habéis sido hechos siervos de la justicia.
|19| Os hablo en términos humanos, a causa de la debilidad de vuestra carne. Porque así como presentasteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad cada vez mayor, así presentad ahora vuestros miembros como esclavos a la justicia para la santidad.
|20| Porque cuando erais esclavos del pecado, estabais libres en cuanto a la justicia.
|21| ¿Qué recompensa, pues, teníais entonces por aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.
|22| Pero ahora, libres del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis como vuestra recompensa la santificación, y al fin la vida eterna.
|23| Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Pablo aquí muestra que lejos de ser una excusa para pecar, la gracia de Dios nos debe conducir a más santidad. Cada vez que pecamos estamos actuando como esclavos del pecado y el resultado para nuestras vidas es muerte. No es que por un pecado vayamos literalmente a morir, pero algo de la muerte actúa en nosotros con cada pecado. La muerte va actuando en nosotros generando ansiedad, enfermedad, depresión, ira, irritación, amargura, nerviosismo, estrés, dolor, angustia, pesar, etc. Por eso es que debemos procurar actuar conforme a la voluntad de Dios, para poder vivir hoy esa parte de la vida de la era futura que Dios nos ha hecho disponible.

Efesios 4:22-24 (RVA)
|22| Con respecto a vuestra antigua manera de vivir, despojaos del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos;
|23| pero renovaos en el espíritu de vuestra mente,
|24| y vestíos del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad.


[1] Las citas de las Escrituras marcadas como “RVA” fueron tomadas de la versión “Reina Valera Actualizada”, revisión de 1989, publicada por la Casa Bautista de Publicaciones.
[2] Las citas de las Escrituras marcadas como “RV-1960” fueron tomadas de la versión “Reina-Valera”, revisión de 1960, por las Sociedades Bíblicas Unidas.
[3] La doctrina bíblica sobre la nueva creación y los cambios que hizo Dios luego de la resurrección de Jesús la he tratado en detalle en mi estudio “Una nueva creación”.
[4] Para un estudio más detallado de este pasaje en Santiago lea el capítulo 5 de mi libro “Fe: Convicción en acción”: “La fe puesta a prueba”.
[5] Para más detalles pueden leer mi estudio “Filipenses 2:13 - La acción de Dios en el creyente
[6] Las citas de las Escrituras marcadas como “VM” fueron tomadas de la “Versión Moderna”, traducida por Henry Barringtong Pratt, en 1893 y revisada en 1929. Editada por las Sociedades Bíblicas de América latina.
[7] Para estudiar sobre qué dice la Biblia sobre el alma y la vida después de la muerte pueden leer el artículo “¿Es inmortal el alma?”; “¿Qué dice la Biblia acerca de la vida después de la muerte?”; o el estudio “La esperanza del cristiano”.




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