Figuras de dicción

En Honor a Su verdad
Otra de las trabas que se pueden presentar a nuestro entendimiento de las Escrituras es el lenguaje figurado. Tanto en el hebreo como en el griego se utilizaban figuras literarias (o “figuras de dicción”), tanto en el habla cotidiana como en la escrituras. La Biblia está llena de estas figuras y es necesario comprender su uso para comprender correctamente el mensaje transmitido en ciertas porciones de las Escrituras.

Uno de los más completos trabajos sobre el uso de figuras de dicción es el Diccionario de Figuras de dicción usadas en la Biblia, de E.W. Bullinger. Este diccionario ha sido traducido al español por Francisco Lacueva, pero la versión original, en inglés, contiene mucha más información que la versión al español. De todos modos, la versión en español es una buena guía para el estudio de figuras de dicción.

Aunque ya lo cité en el primer capítulo, voy a volver a citar lo que Bullinger dice sobre las figuras de dicción:

“Una figura es sencillamente una palabra o frase modelada según una forma especial, diferente de su sentido o uso ordinario. Estas formas son de uso constante entre los oradores y escritores…”

“Hay figuras que son comunes a todos los idiomas; otras son peculio exclusivo de un solo idioma. Hay figuras en inglés y en castellano que no tienen equivalente en hebreo o en griego; así como hay figuras en las lenguas orientales que no tienen equivalente en castellano ni en inglés…”

“…dondequiera y cuandoquiera sea posible, las palabras de la Escritura han de entenderse literalmente. Pero, cuando una afirmación aparezca contraria a nuestra experiencia, o a un hecho notorio o a una verdad revelada, o cuando no esté de acuerdo con la enseñanza o contexto general de las Escrituras, es de suponer razonablemente que se está usando alguna figura.”

“A causa de no prestar atención a estas figuras, los traductores comenten disparates tan serios como insensatos. A veces traducen literalmente la figura, ignorando por completo su existencia; otras veces, se aperciben bien de ella y la traducen, no a la letra, sino según el espíritu; otras veces, en fin, toman palabras que tienen su sentido literal y las traducen en sentido figurado. Comentaristas y exegetas, por no atender a las figuras, se extravían del genuino sentido de muchos e importantes pasajes de la Palabra de Dios; mientras que ignorarlas ha sido el prolífico progenitor de errores y falsas doctrinas…”

Es muy importante tener en cuenta que:

Siempre que sea posible, la Biblia debe ser tomada LITERALMENTE (tal cual se lee).

Sólo debemos buscar un sentido figurado en aquello que no encaja con la realidad, con otros pasajes bíblicos, o que es gramaticalmente incorrecto en su idioma original (para lo cual ya necesitaríamos cierto conocimiento sobre el hebreo o el griego).

También hay que tener en cuenta que:

Las figuras de dicción deben estudiarse conforme a su uso en los tiempos en que la Biblia fue escrita y no se debe idear o inventar un significado “espiritual” para cada cosa que la Biblia dice.

Esto es muy importante, porque muchas doctrinas erróneas han surgido por “espiritualizar” el sentido de todo lo que la Biblia dice, o por suponer que existen figuras en donde no las hay. Algunos han llegado al extremo de enseñar que toda la Biblia es figurada, o que toda la Biblia tiene un doble sentido: uno literal y otro figurado, que es espiritual y sólo lo comprenden los “espirituales”.

Si bien es cierto que hay enseñanzas ocultas en las Escrituras y que el entendimiento de éstas depende de la acción de Dios en nosotros para darnos sabiduría, lo cierto es que Dios quiso que Sus Escrituras fueran leídas por seres humanos y que por medio de éstas podamos conocerle y alcanzar Su salvación, por lo tanto, la Biblia no puede alejarse demasiado de la lógica y razonamiento humano, porque de ser así, jamás podríamos saber qué cosas son literales y figuradas, ni cuál es la correcta forma de interpretar aquello que es figurativo.

La Biblia puede entenderse con la mente humana, porque fue escrita para ser leída por seres humanos y es así que las figuras literarias que Dios inspiró para que sean utilizadas en la Biblia, pueden estudiarse a la luz del habla cotidiana de la época en que la Biblia fue escrita. Muchas de las figuras incluso son utilizadas en el tiempo presente y en muchas culturas con diferentes lenguajes, esto es porque la mente humana siempre ha funcionado de forma similar y el modo en que todas las culturas e idiomas se comunican tiene muchas similitudes.

El su diccionario de figuras de dicción, Bullinger dice haber encontrado más de 200 tipos de figuras de dicción en la Biblia y cita cientos de usos de figuras a lo largo de toda la Biblia. No es mi intención aquí mencionar todas y cada una de estas figuras, ni mucho menos definirlas y estudiarlas, pero veremos algunos ejemplos de figuras que nos ayudarán a comprender la importancia de su uso.

Elipsis (omisión): Esta figura consiste en omitir una parte de una frase u oración que es gramaticalmente necesaria. Esta omisión es hecha con la idea de que la atención del lector se centre en aquello que está escrito, restando importancia a aquello que se ha omitido. Esta figura es muy frecuente en la Biblia y en muchas ocasiones se puede detectar y resolver casi sin esfuerzo, porque el mismo contexto nos da la idea de qué es lo que falta en el texto.

Algunos ejemplos:

Génesis 14:18-20
(18) Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino;
(19) y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra;
(20) y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.

En el versículo 20, la palabra “Abram” no figura en el texto hebreo, literalmente leeríamos “Y le dio los diezmos de todo”. Si quitamos la palabra “Abram” del versículo 20 y leemos de corrido los versículos pareciera que Melquisedec dio los diezmos a Abram, pero por el contexto es obvio de que esto no es así, sino que Abram dio los diezmos a Melquisedec.

Aquí se ha omitido intencionalmente el nombre “Abram” para poner énfasis al hecho de que él dio los diezmos a Melquisedec. Los traductores de la Reina Valera aquí han suplido la elipsis, colocando el nombre que faltaba. Ellos vieron la omisión y colocaron allí el nombre de “Abram” para que el lector no se confunda. Sin embargo, al hacer esto han alterado el original y nos perdemos de reconocer que allí hay una figura de dicción. En otras versiones podemos ver que también reconocieron la elipsis, pero colocaron la palabra suplida en letras itálicas para que el lector reconociera que esa palabra no era parte del texto original:

Génesis 14:18-20 (VM)[1]
(18) Y Melquisedec, rey de Salem, el cual era sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino;
(19) y le bendijo, diciendo: ¡Bendita sea Abram del Dios altísimo, poseedor de los cielos y de la tierra!
(20) ¡y bendito sea el Dios altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano! Y dióle Abram el diezmo de todo.

En muchas versiones de la Biblia, como en ésta, veremos que hay palabras colocadas con letras itálicas, estas palabras corresponden a palabras que no están en los textos originales, griegos o hebreos, pero que los traductores consideran necesarias para un mejor entendimiento del texto. Este tipo de formato es bastante útil, porque nos ayuda a darnos cuenta cuando una palabra que no estaba en el texto original ha sido insertada allí por el traductor. En el caso de la Reina Valera de 1960, como no se usa este tipo de formato, no podemos saber cuándo el traductor ha decidido suplir una elipsis y, por lo tanto, debemos comparar con otras versiones o directamente con un interlineal hebreo-español o griego-español, según sea el caso.

Mateo 11:18-19 (RV-1960)
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía

Aquí tenemos otro caso de elipsis. Resulta evidente para cualquiera que Juan, siendo un ser humano, debía comer y beber, por lo tanto, podemos sospechar del uso de una figura de dicción. Leyendo Lucas 1:15 nos enteramos que Juan no bebía vino ni sidra. En cuanto a la palabra “comer”, Mateo 3:4 nos dice que su comida era “langosta y miel silvestre”, por lo que algunos suplen la elipsis diciendo que él “no comía pan”. Sin embargo, en el contexto Jesús luego habla de las acusaciones que le hacían, de que él era “amigo de publicanos y de pecadores”, a causa de que él compartía la comida con ellos (Mt. 9:10-11). Por lo tanto, la elipsis aquí puede suplirse como “no comía con publicanos y pecadores”.

Teniendo en cuenta el uso de la elipsis, este versículo podría entenderse así: “Porque vino Juan, que ni comía con publicanos y pecadores, ni bebía vino ni sidra…”

Como dije previamente, la figura elipsis es una muy común en la Biblia, hay cientos, y quizá miles de usos de esta figura a lo largo de toda la Escritura. Lo mejor para detectarlas es comparar con algún texto griego o hebreo, sin embargo, para hacer esto es necesario un conocimiento más avanzado. Otra opción es hacer una comparación con interlineales hebreo-español y griego-español. Pero para aquellos que recién dan sus primeros pasos en el estudio de la Biblia, será útil sencillamente leer versiones que utilizan las letras itálicas para colocar palabras que no están en los textos griegos y hebreos, así se puede ver fácilmente la cantidad de elipsis suplidas que hay por todos lados. Algunas versiones al español que utilizan este sistema son la Versión Moderna; la versión Reina-Valera-Gómez; La Biblia de las Américas; Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy; el Nuevo Testamento “Recobro”. La versión Reina-Valera del 2000 identifica las elipsis, pero en lugar de usar letras itálicas, coloca las omisiones entre corchetes […].

Metonimia y Sinécdoque: Estas son dos figuras de dicción que consisten en cambios de palabras, frases o ideas que tienen el fin de poner énfasis en la sección en donde se realizó el cambio. La metonimia consiste en un sustantivo o verbo por otro con el que tiene alguna relación, mientras que en la sinécdoque el cambio se hace en un vocablo o idea relacionada.

Estas dos figuras son muy utilizadas en las Escrituras, y son también muy utilizadas en el habla cotidiana de casi todos los dialectos del mundo, en todas las edades. Esto se debe a que el ser humano siempre asimilado ciertas ideas o imágenes para tratar de “graficar” o explicar una idea.

En nuestro lenguaje cotidiano solemos usar estas figuras sin darnos cuenta, o sin saber su nombre. Por ejemplo, si alguien mira un cuadro y dice: “este es un Picasso”, está utilizando la figura metonimia, en donde se está utilizando el nombre “Picasso” para referirse a una obra suya, resultaría obvio, para cualquier oyente, que el cuerpo de Picasso no está colgado en la pared. Un ejemplo de sinécdoque, sería si digo: “ayer me quedé a comer en la casa de un amigo”; por supuesto, si nos quedamos en casa de un amigo no sólo comemos, sino que bebemos, charlamos y hacemos otras cosas, pero la palabra “comer” encierra la idea de que estuve compartiendo tiempo y actividades con este amigo hasta pasado el horario de la comida. Este tipo de figuras son muy utilizadas hoy en día, pero también lo eran en tiempos antiguos y hay que saber reconocer cómo las utilizaban en el idioma hebreo y griego de los tiempos en que la Biblia fue escrita.

Ejemplos de metonimia:

Un ejemplo muy utilizado en la Biblia es la de llamar a un pueblo o grupo en base a un ancestro común. Por ejemplo, Jacob recibió el nombre de “Israel”, según nos relata Génesis 32:28. Después de esto, por medio de la figura metonimia, encontraremos que continuamente se les llama “Israel” al pueblo cuyo ancestro común es Jacob:

Salmos 25:22
Redime, oh Dios, a Israel De todas sus angustias.

Lucas 7:9
Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.

Hechos 10:36
Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos.

En estos ejemplos, la metonimia consiste en mencionar a un antepasado: “Israel”, para referirse a los descendientes de ese antepasado.

Otro ejemplo de metonimia es el siguiente:

2 Samuel 3:12
Entonces envió Abner mensajeros a David de su parte, diciendo: ¿De quién es la tierra? Y que le dijesen: Haz pacto conmigo, y he aquí que mi mano estará contigo para volver a ti todo Israel.

En este caso la metonimia la tenemos en la palabra “mano”, que se usa con el sentido del “poder” y “acción” de Dios. Dios no tiene una “mano”, la cual se sacó y dejó al lado de David.  La “mano” de una persona es el miembro con el que se realizan la mayoría de las acciones y los trabajos, por eso, aquí se utiliza la palabra “mano” indicando que Dios iba a estar actuando poderosamente para ayudarlo.

1 Samuel 1:15 (RV-1960)
he derramado mi alma delante de Jehová.

Aquí la palabra “alma” conforma también la figura metonimia, en donde se usa la palabra “alma” en referencia a aquellas cosas que salen del alma: los profundos deseos y aspiraciones. Al decir “he derramado mi alma delante de Jehová”, Ana se refiere a que había contado a Dios los deseos y preocupaciones más profundas de su ser.

Veamos ahora algunos ejemplos de sinécdoque:

El “todo” por “la mayor parte”: es muy común encontrar pasajes de la Biblia en los que la palabra “todo” implica una gran parte de algo, o “la mayoría”. Siempre que aparece la palabra “todo” hay que prestar atención al contexto, para comprender si se refiere a “todo” sin excepción, o si se refiere, por el uso de sinécdoque, a una gran mayoría.

Salmos 22:7 (RV-1960)
Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo:

Estas palabras están en un texto que es una profecía acerca de lo que sucedería con Jesús en sus últimas horas. Aquí comprendemos que la palabra “todos” se refiere a la gran mayoría, porque no todos los que vieron a Jesús se burlaron de él o le insultaron.

Mateo 3:4-5 (RV-1960)
(4) Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.
(5) Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán,

En el versículo 5 tenemos dos figuras juntas. Por un lado, las palabras “Jerusalén” y “Judea” contienen la figura metonimia y se refiere a “las personas que habitaban Jerusalén y Judea”. Por otro lado, la palabra “toda” es el uso de la figura sinécdoque, que se refiere a “la mayoría” o “gran parte”. Entonces, el versículo 5 lo entendemos así: “Y salían a él los habitantes de Jerusalén y la gran parte de los habitantes de Judea”.

También es común ver en la Biblia que, por medio de la figura sinécdoque se usa la palabra “carne” en referencia a la “humanidad” (que está hecha de carne).

Génesis 6:12
Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.

En este versículo podemos ver dos usos de sinécdoque combinados. Por un lado, tenemos la palabra “carne”, que se refiere a la humanidad, los seres humanos. Por otro lado, aquí nuevamente se usa la palabra “toda” en referencia a una gran mayoría. Entendiendo el uso de la figura sinécdoque, lo que este versículo dice es: “…porque la mayoría de los seres humanos se habían corrompido…”

Isaías 40:5 (RV-1960)
Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá…

Aquí nuevamente tenemos el uso de la palabra “carne” haciendo referencia a la “humanidad” y también tenemos el uso de la palabra “toda” que indica no a toda la humanidad, sino a aquellos que estén vivos y presentes en ese momento.

Hay que tener en cuenta que no todos los usos de la palabra “carne” contienen esta figura, no siempre la palabra “carne” se refiere al ser humano, y hay que prestar atención al contexto en donde se encuentra el pasaje para determinar cómo interpretarlo, cosa que veremos más adelante.

Ahora pasaremos a otra figura literaria:

El “pasado y presente profético”: esta figura consiste en el uso de un tiempo pasado o presente para indicar algo que sucederá en el futuro. El uso del tiempo pasado en lugar del futuro también es llamado “perfecto profético”. Esta figura es, en realidad, una subdivisión de la figura heterosis. La figura heterosis consiste en el cambio de una desinencia o flexión de una frase por otra distinta. Dentro de la heterosis tenemos varias divisiones, el pasado y presente profético entran en la división de heterosis de los tiempos, que consiste en cambiar un tiempo verbal por otro con el fin de dar cierto énfasis a una declaración o un texto.

Hacer un estudio completo de esta figura requiere mucho tiempo y no es mi propósito aquí, por lo tanto, directamente iremos a los ejemplos que refieren al uso de un verbo en tiempo pasado o presente con el fin de señalar un evento futuro. Hay que notar que, aunque el hecho de que se cambie un tiempo verbal suene extraño para algunos lectores, esta es una figura literaria muy utilizada en la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento, aunque también la encontraremos en el Nuevo Testamento.

Proverbios 11:7
Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza; Y la expectación de los malos perecerá.

Aquí la heterosis está presente en la palabra “perecerá”. No podemos verla en la traducción al español, porque los traductores han puesto el verbo en tiempo futuro, sin embargo, en el texto hebreo estas palabras están en tiempo pasado: “la expectación de los malos ha perecido”. Se utiliza el tiempo pasado para expresar un hecho que, con total certeza, sucederá en el futuro.

Efesios 2:4-6
(4) Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
(5) aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
(6) y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,

Pablo aquí habla de sí mismo y de otros creyentes cristianos como ya “resucitados” y “sentados”. Cuando Pablo escribió esto aún no había muerto, por lo cual no es posible que hubiera sido resucitado, además, según lo que conocemos de las Escrituras y los relatos históricos, Pablo escribió esto desde la cárcel, por lo cual, si estaba sentado sería con algún otro preso, pero no en lugares celestiales con Cristo Jesús. Aquí Pablo (por inspiración de Dios) utiliza el tiempo pasado para señalar estos eventos futuros porque quiere dar la sensación de seguridad y de certeza de que esto sucederá. No se trata de algo “posible” o “hipotético”, sino de un hecho asegurado por Dios, es tan seguro de que esto sucederá que Dios lo expresa en tiempo pasado, en Su plan, en Su proyecto, esto ya sucedió, no hay otra posibilidad.

Veamos ahora, un relato profético sobre Jesús, en el que tenemos múltiples usos de esta figura:

Isaías 53:1-12 (RVA)
(1) ¿Quién ha creído nuestro anuncio? ¿Sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehovah?
(2) Subió como un retoño delante de él, y como una raíz de tierra seca. No hay parecer en él, ni hermosura; lo vimos, pero no tenía atractivo como para que lo deseáramos.
(3) Fue despreciado y desechado por los hombres, varón de dolores y experimentado en el sufrimiento. Y como escondimos de él el rostro, lo menospreciamos y no lo estimamos.
(4) Ciertamente él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Nosotros le tuvimos por azotado, como herido por Dios, y afligido.
(5) Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo que nos trajo paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados.
(6) Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino. Pero Jehovah cargó en él el pecado de todos nosotros.
(7) El fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca. Como un cordero, fue llevado al matadero; y como una oveja que enmudece delante de sus esquiladores, tampoco él abrió su boca.
(8) Por medio de la opresión y del juicio fue quitado. Y respecto a su generación, ¿quién la contará? Porque él fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la transgresión de mi pueblo fue herido.
(9) Se dispuso con los impíos su sepultura, y con los ricos estuvo en su muerte. Aunque nunca hizo violencia, ni hubo engaño en su boca,
(10) con todo eso, Jehovah quiso quebrantarlo, y le hirió. Cuando se haya puesto su vida como sacrificio por la culpa, verá descendencia. Vivirá por días sin fin, y la voluntad de Jehovah será en su mano prosperada.
(11) A causa de la angustia de su alma, verá la luz y quedará satisfecho. “Por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con los pecados de ellos.
(12) Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos. Porque derramó su vida hasta la muerte y fue contado entre los transgresores, habiendo él llevado el pecado de muchos e intercedido por los transgresores.

La mayor parte de lo que aquí se expresa en tiempo pasado y presente se refiere a hechos futuros, cosas que le sucederían a Jesús. Todos los eventos futuros son expresados con el tiempo pasado, dando así la certeza de que todo esto sucedería y, tal como podemos ver en los relatos bíblicos de los últimos días de Jesús, todo esto sucedió tal cual fue profetizado. Pero quiero que nos detengamos a ver dos versículos

Isaías 53:4-5 (RVA)
(4) Ciertamente él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Nosotros le tuvimos por azotado, como herido por Dios, y afligido.
(5) Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo que nos trajo paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados.

Muchas veces se citan estos versículos diciendo que por las heridas de Cristo “fuimos sanados” y que, por lo tanto, la sanidad no es algo que se debe “pedir” a Dios, sino que hay que “reclamar” una sanidad que Dios ya dio.

Pero estos versículos deben ser considerados en su correspondiente contexto. Isaías, quien escribió esto, no estaba expresando esto como una realidad que él ya estuviera viviendo, sino como un hecho futuro. Jesús ya fue herido y sacrificado, sin embargo, la completa sanidad aún no es una realidad presente. Los judíos esperaban, por la promesa de Dios, una resurrección en una era futura, en la que el Mesías de Dios iba a reinar. Los israelitas, según la promesa de Dios, serían resucitados en un cuerpo completamente sano y perfecto cuando Jesús estableciera su reino en la Tierra. Entonces, al decir que “por sus heridas fuimos nosotros sanados”, a lo que Isaías se está refiriendo es a que por las heridas de Cristo se haría posible para los Israelitas recibir un cuerpo completamente sano para vivir perpetuamente en el reino mesiánico prometido.
Por lo tanto, no debemos interpretar que la sanidad completa es algo disponible hoy en día que se puede reclamar a Dios, sino que es algo que Dios ha asegurado que sucederá en el futuro a causa del sacrificio que hizo Cristo. Entonces, vemos que parte del relato profético ya ha sido completado, mientras que otra parte (nuestra completa sanidad) aún es futura. Por supuesto, Dios muchas veces sana enfermedades cuando se lo pedimos en oración, pero la sanidad no es un “derecho” nuestro para el presente, no siempre está disponible hoy, ni tampoco deberíamos “reclamarla” a Dios, sino pedirla en oración. Nuevamente, el entendimiento acerca de una figura de dicción nos ayuda a comprender mejor el mensaje transmitido en las Escrituras.

Este cambio en el modo verbal es utilizado por Dios para dar plena seguridad de que un determinado evento sucederá en el futuro. Esta figura podemos relacionarla estrechamente con la declaración de Pablo en Romanos:

Romanos 4:17
delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.

Aquí se nos dice que Dios “llama las cosas que no son como si fuesen”. Una mejor traducción de esta frase, conforme al texto griego, sería “suele-llamar lo que aún no existe como si fuera algo que ya existe”. Esto refleja perfectamente a la figura del pasado y presente profético: Dios es tan sabio que las cosas que Él proyecta y planifica para el futuro puede expresarlas como algo ya sucedido. Aunque los hechos aún no hayan ocurrido, Dios es tan poderoso para llevar a cabo lo que Él desea que en su mente las cosas que ha planificado son como si ya hubiesen sucedido, o como que ya están sucediendo. Dios puede anticipar los eventos con suma precisión sin por eso sobrepasar nuestra capacidad de elegir y decidir. Es así que, en su forma de expresarse en la Biblia, nos habla con utilizando el tiempo pasado para que tengamos plena certeza de que Dios cumplirá lo que prometió.

Acróstico: esta figura es una figura poética, que tiene como objetivo embellecer y poner especial énfasis en un texto determinado. Es una figura utilizada en el lenguaje hebreo que consiste en comenzar cada frase, párrafo o idea de una composición utilizando las letras del alefato (el alfabeto hebreo) de un modo ordenado. En la Biblia existen acrósticos parciales (se utilizan sólo algunas letras del alefato) y acrósticos completos (se utilizan todas las letras del alefato).

Veremos un ejemplo de acróstico completo, pero debemos conocer cómo se compone el alfabeto hebreo. Éste consta de 22 letras: (1) Alef; (2) Beth; (3) Gimel; (4) Daleth; (5) Heh; (6) Vav; (7) Zayin; (8) Cheth; (9) Teth; (10) Yod; (11) Kaph; (12) Lamed; (13) Mem; (14) Nun; (15) Samekh; (16) Ayin; (17) Peh; (18) Tzaddi; (19) Qoph; (20) Resh; (21) Shin; (22) Tav.

En un acróstico completo, cada párrafo, frase o idea debe comenzar con una letra distinta del alefato, comenzando con Alef y pasando ordenadamente por cada letra hasta llegar a la letra Tav. Esto, por supuesto, no puede ser reproducido correctamente en una versión al español, por lo tanto, para esta figura sólo puede ser apreciada en el idioma original.

Para resolver este problema, algunos traductores de la Biblia han optado por poner al inicio de cada frase, entre paréntesis, corchetes, o con diferente tipografía, la letra hebrea con la que esa frase comienza. En este caso, voy a citar de la versión de Casiodoro de Reina, actualizada y revisada por Rusell Stendal:

Proverbios 31:10-31 (Stendal)[2]
(10) Alef Mujer valiente, ¿quién la hallará? Porque su valor pasa largamente a la de piedras preciosas.
(11) Bet El corazón de su marido está en ella confiado, y no tendrá necesidad de despojo.
(12) Guímel Ella le dará bien y no mal, todos los días de su vida.
(13) Dálet Buscó lana y lino, y con voluntad labró con sus manos.
(14) He Fue como navío de mercader; trae su pan de lejos.
(15) Vau Se levantó aun de noche, y dio comida a su familia, y ración a sus criadas.
(16) Zain Consideró la heredad, y la compró; y plantó viña del fruto de sus manos.
(17) Het Ciñó sus lomos de fortaleza, y esforzó sus brazos.
(18) Tet Gustó que era buena su granjería; su candela no se apagó de noche.
(19) Yod Aplicó sus manos al huso, y sus manos tomaron la rueca.
(20) Caf Alargó su mano al pobre, y extendió sus manos al menesteroso.
(21) Lámed No tendrá temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
(22) Mem Ella se hizo tapices; de lino fino y púrpura es su vestido.
(23) Nun Conocido es su marido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
(24) Sámec Hizo telas, y vendió; y dio cintas al mercader.
(25) Aín Fortaleza y gloria es su vestidura; y en el día postrero reirá.
(26) Pe Abrió su boca con sabiduría; y la ley de misericordia está en su lengua.
(27) Tsade Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde.
(28) Caf Se levantaron sus hijos, y la llamaron bienaventurada; y su marido también la alabó.
(29) Res Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú las sobrepasas a todas.
(30) Sin Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme al SEÑOR, ésa será alabada.
(31) Tau Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos.

Aquí podemos ver cómo Dios inspiró al escritor de este proverbio un hermoso y perfecto acróstico que resalta las virtudes que Dios estima de valor en una mujer. Este acróstico nos hace ver cuánta estima tiene Dios por las mujeres que le aman, nos enfatiza cuánto más preciada es esta clase de características en una mujer, por sobre aquella belleza que se percibe con los 5 sentidos y que suele ser tan engañosa.

Conclusión:

Como podemos ver, existen muchas figuras de dicción a lo largo de toda la Biblia. Algunas de éstas afectan el sentido de forma significativa y deben ser detectadas y estudiadas correctamente para no generar una doctrina errónea. Otras figuras no cambian mucho el sentido del texto, pero dan énfasis y belleza a la narración. El doctor E.W. Bullinger detectó y catalogó más de 200 tipos de figuras de dicción en la Biblia, las cuales están explicadas en su libro “Diccionario de Figuras de Dicción usadas en la Biblia”. Este libro es una buena herramienta a la hora de estudiar las Escrituras. De todos modos, todo estudiante de las Escrituras debe tener en cuenta que la Biblia debe ser leída directamente, textualmente, siempre que se pueda y, en caso de que detectemos que hay una variación con respecto al uso natural del lenguaje, recién allí podemos sospechar que existe alguna figura literaria cambiando el sentido. No es correcto abusar de las figuras y usarlas como excusa para tergiversar el sentido de las Escrituras.



[1] Las citas de las Escrituras marcadas como “VM” fueron tomadas de la “Versión Moderna”, traducida por Henry Barringtong Pratt, en 1893 y revisada en 1929. Editada por las Sociedades Bíblicas de América latina.
[2] Las citas de las Escrituras marcadas como “Stendal” fueron tomadas de la traducción de Casiodoro de Reina (1596), con lenguaje actualizado por Rusell Stendal (1996), revisión de 2009. 








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