Los ejemplos de fe en el libro de Hebreos

En Honor a Su verdad

Hebreos 11:1
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

Este versículo suele ser usado como si estuviera dando una definición de “fe”. La Biblia no es un diccionario, no tiene como objetivo dar “definiciones” de palabras, sino darnos la doctrina correcta sobre la cual basar nuestras vidas. En este caso, el escritor del libro de Hebreos no está dando una definición de “fe”, sino que está explicando a sus lectores qué es lo que la fe produce en aquellos que la operan. Iremos viendo esto a lo largo de este capítulo.

Una de los obstáculos que se presentan en el entendimiento de este pasaje es el hecho de que los traductores de la Biblia han colocado aquí un nuevo capítulo, como si comenzara un nuevo tema. Sin embargo, este versículo es la continuación de los que se viene enseñando previamente. Así que para poder comprender correctamente este versículo debemos comenzar a leer unos versículos atrás.

Hebreos 10:35-39
(35) No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;
(36) porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
(37) Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará.
(38) Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma.
(39) Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.

En el versículo 35 la palabra “perdáis” es en griego apoballö, que significa “arrojar”; “Confianza” es en griego parrhesia, que primordialmente denota “libertad o confianza para hablar”.  El contexto nos muestra que Cristo nos hizo posible un acceso directo a Dios, por lo cual podemos hablarle abiertamente y con total confianza. Estos cristianos estaban pasando por tiempos difíciles y, a modo de aliento, se les está diciendo que no “arrojen”, no hagan a un lado esa confianza para hablar, esa íntima relación que tenían con Dios, y los alienta a tener paciencia y firmeza en hacer la voluntad de Dios. Luego se mencionan las palabras del libro de Habacuc: “el justo vivirá por fe” (Habacuc 2:2-4), para que recuerden cómo Dios cumplía su promesa, aún cuando parecía tardar.

En el versículo 39 “retroceder” tiene el sentido de “volver atrás”, por el contexto entendemos que se refiere a volver al modo de vida que tenían cuando aún no tenían a Cristo como Señor. La palabra “alma” en este caso debe entenderse como la “vida” de una persona. Estos cristianos estaban sufriendo persecución y ponían en riesgo sus vidas por el hecho de ser cristianos, por lo que muchos quizá estarían abandonando su relación con Dios a causa de las presiones. Pablo, que había pasado por situaciones similares (siendo perseguido, apresado y azotado) los alienta diciendo: “nosotros no somos de los que vuelven atrás para perdición, sino de los que tienen fe para preservar la vida”.

Ahora sí, leeremos y analizaremos Hebreos 11:1.

Hebreos 11:1
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

Aquí la palabra “pues” (en griego de) es una conjunción, que une lo dicho aquí con el versículo anterior. Puede traducirse como “pues, pero, así que, por lo tanto”.

La palabra “certeza” es la palabra griega hupostasis, que es la unión de hupo: “debajo de” e histemi: “estar o permanecer”. W. E. Vine, en su “Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento” define esta palabra como: “aquello que se mantiene en pie o que es puesto debajo…”. Entonces, su sentido primario es  “colocado debajo de” y puede traducirse como “base” o “fundamento”. En algunas versiones esta palabra es traducida como “sustancia”, refiriéndose a los elementos básicos que constituyen a un ser u objeto.

“Convicción” es la palabra griega elegchos, la cual Bullinger, en su obra “La gran nube de testigos” define como una “prueba que genera convicción”. Es aquella convicción que se produce luego de que algo fue puesto a prueba, podríamos traducirla como “convicción producto de un proceso de prueba”.
El “no”, en griego es ou que es un “no” enfático, así que lo colocaré en mayúsculas.

Uniendo estas definiciones y algunos detalles técnicos en cuanto a los tiempos verbales, el versículo podría traducirse así:

Hebreos 11:1 (Mi traducción)
“Pero fe es el fundamento de lo que se-está-esperando, es una convicción-producto-de-un-proceso-de-prueba de sucesos que NO están-siendo-vistos”

Tengamos en cuenta que esto no es una definición de “fe” (pistis). Las personas de la época sabían que pistis era “convicción, creencia, confianza”, porque era parte de su vocabulario cotidiano. Lo que aquí se está explicado es qué lugar ocupa la fe en el andar cristiano. La fe es el fundamento de aquello que se está esperando. Como cristianos estamos esperando la completa salvación de Dios, cuando la Tierra sea restaurada y el mal sea erradicado. La “fe” es el fundamento, la base, la sustancia de aquello que estamos esperando. En otras palabras, no puede haber esperanza si no hay fe. No puedo tener una sólida esperanza si no creo en Dios y no estoy convencido de que Él ha comunicado Su voluntad y que al hacerlo ha hablado con la verdad.

Por otro lado, aquí se dice que la fe es la convicción producto de un proceso de prueba de sucesos que no están siendo vistos. Nosotros no vemos el mundo espiritual, no vemos a Dios actuar, sin embargo, en la medida en que vamos teniendo fe en Dios, en la medida en que vamos obedeciendo a Su Palabra, vamos poniendo a prueba Sus promesas y vamos viendo los resultados de Su accionar invisible. Cuando andamos en fe ponemos a prueba las promesas de Dios, y cuando estas promesas son cumplidas, desarrollamos una convicción de que Dios y el mundo espiritual son reales y que Él está actuando en nuestras vidas aún cuando no lo veamos.

Resumiendo, este versículo nos transmite que:

(1) La fe es el fundamento para la esperanza: sin fe no es posible tener una esperanza verdadera que nos de paz, firmeza, paciencia y seguridad, permitiéndonos tener gozo en medio de la adversidad.
(2) La fe nos pone en un proceso de prueba de las promesas de Dios que generan en nosotros la convicción de que el mundo espiritual invisible es real y está coaccionando con nuestro plano físico.

La “fe” es aquello en que basamos nuestra esperanza, y es aquello que nos da la convicción sobre aquellas cosas que no podemos ver. Esto quiere decir que porque confiamos en Dios tenemos esperanza y tenemos la convicción de que existen todas aquellas cosas que no percibimos con los cinco sentidos pero que Dios dice que existen, y estamos plenamente seguros de que sucederán aquellas cosas que Dios dice que sucederán, aún cuando no tenemos un fundamento “sólido” a los cinco sentidos.

Recordemos que el contexto de este pasaje es una exhortación y aliento a creyentes que estaban siendo perseguidos y estaban en gran angustia y en peligro de perder sus vidas por profesar ser cristianos. Dios les está diciendo que si no retrocedían preservarían sus vidas. A los cinco sentidos estaban “rodeados” y desamparados, por eso son tan oportunas y necesarias estas palabras. A estos cristianos angustiados y atemorizados por el peligro de muerte se les está recordando que no están solos, que Dios, aunque no pueda ser visto, estaba actuando en sus vidas para traer liberación. Pero para que Dios pudiera librarlos completamente ellos debían tener fe, debían seguir las instrucciones de Dios al pie de la letra. A causa de lo difícil de la situación, si “arrojaban” su fe y su confianza podían llegar a perder sus vidas. Estas palabras aquí fueron de aliento para aquellos cristianos y son una gran exhortación para nosotros en estos días, especialmente cuando pasamos por momentos de adversidad.

Sigamos leyendo:

Hebreos 11:2
Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.

Aquí la palabra “antiguos” es la palabra griega presbuteros, que debiera traducirse como “ancianos.” Esta palabra, en muchos pasajes de la Biblia, se usa en referencia a aquellos hombres o mujeres que son maduros espiritualmente y creo que esta es le forma de entenderse en este pasaje. Las palabras “alcanzaron buen testimonio” son en griego martureo, que usado en voz pasiva (como aquí) significa “ser testimoniado”, o “recibir testimonio”.
Entonces, este versículo leería así: “porque por ella recibieron testimonio los ancianos”. En otras palabras, por los creyentes espiritualmente maduros recibieron testimonio a causa de la fe que tuvieron.

Un concepto similar tenemos en Juan 3:

Juan 3:11-12
(11) De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
(12) Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
Estas personas no estaban recibiendo el testimonio de Dios, porque no estaban creyendo en lo que Jesús les hablaba. Los ancianos de los que habla Hebreos 11, en cambio, tuvieron “fe” y recibieron el testimonio de parte de Dios. Hebreos 11:2 nos está diciendo que “los ancianos” recibieron el testimonio de Dios por “fe”, o sea, ellos estaban convencidos en que ese testimonio provenía de Dios y actuaron conforme a éste.

Hebreos 11:3
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.

En este pasaje nos detendremos un momento, porque la traducción que nos da la Reina Valera no transmite lo que realmente dice el texto griego.

La palabra griega que aquí se traduce “haber sido constituido” es katartizö, que significa: “poner en condiciones”, “hacer, preparar o arreglar algo hasta que esté completo o funcionando correctamente”, de ahí que puede tomar el sentido de “arreglar, reparar, hacer funcionar, equipar, completar, perfeccionar, completar, acondicionar, restaurar, hacer, equipar, ordenar, adecuar, etc.”

“Universo” es, en griego aiön, que casi siempre es traducida, en la Reina Valera, como “siglo” y significa “edad” o “era”. Denota un determinado período de tiempo y refiere también a la forma en que ese período es administrado y a aquellas cosas que caracterizan a ese período.” Hoy en día, por ejemplo, solemos hablar de “la era de piedra”, “la era del bronce”, “la era de la tecnología”, etc., en donde la “era” es un período de tiempo caracterizado por algo en particular, este mismo sentido tiene la palabra griega aiön.[1]

La palabra para “palabra” aquí es rhema, literalmente significa: “dicho, declaración, aquello que es hablado”. Se diferencia de logos, en que logos se refiere principalmente al mensaje, idea o propósito que hay detrás de ciertas palabras, mientras que rhema se refiere a aquello que es dicho o comunicado, en este caso son las palabras proferidas directamente por Dios.

Las palabras “que se dejan ver” son la palabra griega phaino, normalmente traducida como “aparecer, resplandecer, venir a la luz, hacerse visible, poner o estar en evidencia”.

Las palabras “ha sido hecho” son en griego ginomai, que significa: “venir a la existencia, llegar a ser, suceder, ser hecho.”

Uniendo todas las partes, este versículo diría:

Hebreos 11:3 (Mi traducción)
Por fe entendemos haber-sido-preparadas las eras por declaración de Dios, de-modo-que lo que se-ve no llegó-a-existir a-partir-de lo que está-en-evidencia

En otras palabras, porque creemos y confiamos en lo dicho por Dios en las Escrituras, entendemos que las eras de la historia humana fueron preparadas por Dios y no se sucedieron al azar. También por fe entendemos que aquellos que hoy vemos no partió de cosas o seres que son manifiestos, sino de un Ser invisible y todopoderoso: Dios.

Esto quiere decir que por fe entendemos y aceptamos que la mano de Dios estuvo detrás de los eventos que fueron sucediendo en todas las etapas de la humanidad. Dios acompañó al hombre a través de la historia para poder llevar a cabo Su plan de redención. El incrédulo dirá que la humanidad “evolucionó” por medio de procesos al azar o dará algún otro argumento para sostener que la historia de la humanidad dependió exclusivamente de factores “visibles”. Pero nosotros por “fe” o sea, porque creemos en aquello que Dios nos comunica en Su Palabra, entendemos que Dios está trabajando detrás de escena, completando y dándole cierre a cada etapa de la historia, a cada era de la humanidad, a cada administración que se ha vivido, y sigue trabajando hasta completar cada cosa que ha prometido en Su Palabra hasta llegar al tiempo en que vivamos en el paraíso  que ha prometido.

Los versículos que continúan nos muestran los ejemplos de aquellos “ancianos” que recibieron el testimonio de Dios con “fe” o sea, aquellos que habiendo recibido una determinada información de parte de Dios, decidieron actuar conforme a esa información.

La ofrenda de Abel


Hebreos 11:4
Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo,  dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.

Las palabras aquí traducidas “alcanzó testimonio” debieran traducirse “recibió testimonios” (tal como leemos en la Nueva Versión Internacional y otras versiones). Abel recibió testimonio de que era “justo”. ¿Quién le dio ese testimonio? Dios.

Leamos el relato sobre la ofrenda de Abel y Caín:

Génesis 4:1-16
(1) Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón.
(2) Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.
(3) Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.
(4) Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;
(5) pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

Tal como leemos aquí pareciera que tanto Abel como Caín trajeron una ofrenda voluntaria a Dios y, sin razón aparente, a Dios no le gustó la ofrenda de Caín. Un punto a tener en cuenta es que la expresión “andando el tiempo”, según el texto hebreo debiera leerse “al final de días” y se refiere a días específicos. Esta expresión nos da el indicio de que había un día señalado (por Dios) para presentar una ofrenda. Hebreos 11:3 nos dice que Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio “por fe”. Como hemos visto a lo largo de este estudio, no podemos tener “fe” si no hay una información sobre la cual tener fe. Entonces, si la Biblia nos dice aquí que Abel ofreció mejor sacrificio que Caín “por fe”, nos está indicando que Dios les dio una instrucción sobre la ofrenda. Dios les dijo qué ofrendar, cómo ofrendar, dónde ofrendar y cuándo ofrendar.

El hecho de que ambos se hayan presentado el mismo día y en el mismo lugar nos indica que ambos recibieron bien la instrucción sobre dónde y cuándo ofrendar. Sin embargo Abel tuvo “fe” en la instrucción de Dios y ofreció, tal como Dios lo pidió, un cordero. Caín no obedeció la instrucción de Dios sobre qué ofrendar y trajo del fruto de la tierra. Su ofrenda pudo haber sido de lo mejor que tenía, quizá trabajó mucho más que Abel por aquello que ofrendó. Pero Caín no cumplió el requisito de Dios y por eso Dios no “miró con agrado” la ofrenda que él hizo.[2]

En Génesis 3 Dios hizo la primera promesa de redención del hombre, cubriendo la “desnudez” del hombre con pieles de animales y realizando así el primer derramamiento de sangre para cubrir al hombre. Desde allí Dios marcó un patrón a seguir: el perdón de los pecados requiere derramamiento de sangre. Abel obedeció a Dios ofrendando lo que Dios había pedido, sacrificando la mejor de sus ovejas. Caín, en vez de seguir las instrucciones de Dios, trajo lo que a él le pareció conveniente y esto no agradó a Dios.

Esta situación no ha cambiado mucho desde aquellos comienzos de la historia humana. A lo largo de la historia el ser humano siempre ha querido forjar su propio camino hacia Dios, su propio camino hacia la salvación. Desde la caída de Adán el ser humano siempre quiso “cubrir” su pecado a su modo, mientras que Dios fue proveyendo una verdadera cobertura para el hombre, a Su modo. Pero las Escrituras nos dicen que: “Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte.” (Pr. 14:12; 16:25). Como hemos visto, el camino a la salvación y justificación es “desde fe hacia fe” y “el justo desde fe vivirá”. La vida perpetua en la era futura la obtenemos por creer en la obra de Dios en Cristo y hacer a Jesús nuestro Señor, del mismo modo, la plenitud en esta vida la obtenemos por dar diariamente la posición de Señor a Jesús, esto es, obedeciendo día a día sus mandamientos o instrucciones.

Abel no fue considerado “justo” por Dios por la ofrenda que dio, él fue considerado “justo” por la fe que manifestó. No es la ofrenda en sí lo que Dios miró con agrado, sino el hecho de que Abel ofrendó lo que Dios pidió. El ofrecimiento del cordero fue la manifestación externa de que Abel creía a Dios y deseaba hacer Su voluntad.

Abel y Caín recibieron la misma información de parte de Dios, sin embargo, Abel decidió hacer lo que Dios le indicó, mientras que Caín ofreció una ofrenda según lo que a él le pareció conveniente. Hebreos 11:3 nos dice que, a través de su ejemplo de fe Abel nos “habla” aun estando muerto, su fidelidad a Dios hasta el día de hoy tiene una lección para nosotros: que a Dios no le interesa tanto nuestros esfuerzos sino nuestra obediencia.  Dios no quiere que inventemos un camino hacia Él, quiere que tomemos el camino que Él nos dio.

Jesucristo dijo “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14:6). El hombre se ha fabricado cientos de “caminos” hacia la “divinidad” y la “iluminación”. El ser humano se ha construido “caminos” artificiales, tales como la meditación transcendental, la creencia en la reencarnación, la búsqueda de la paz mundial en utopías políticas, el ateísmo y agnosticismo, el budismo, la astrología y el tarot, el espiritismo, la adoración a los ángeles y santos, etc. El cristianismo mismo ha construido sus propios caminos, poniendo a Cristo como el objetivo a alcanzar y no como la “puerta” a cruzar (Jn. 10:9) o el camino a transitar. Es así que se enseña sobre una salvación basada en obras de la carne, en mortificación, abstención, sufrimiento, ayuno, oración, etc. Todas estas cosas pueden ser útiles, pero no son el “camino” a la salvación.  Todos estos “caminos” provistos por el hombre son maravillosos y admirables, pero su destino es uno mismo: la muerte (Pr. 14:12).

Hay un solo camino a la verdadera vida espiritual en comunión con Dios: Jesucristo (1 Tim. 2:5). Cada vez que tomamos el camino provisto por Dios estamos siguiendo el ejemplo de Abel, actuando “por fe,” cada vez que intentamos acercarnos a Dios por medio de un camino de nuestra propia invención estamos andando como lo hizo Caín, y nuestra “ofrenda” no será aprobada por Dios”.

En Romanos 12 leemos:

Romanos 12:1 (Mi traducción)
Por-lo-tanto los exhorto, hermanos, a que mediante las compasiones de ·DIOS, se dispongan a presentar a DIOS sus ·cuerpos en sacrificio que-vive, santo, complaciente a ·DIOS, este es el servicio-de-adoración lógico que se requiere de ustedes;

Lo que se nos comunica aquí es que, como respuesta a la obra de Dios en Cristo en nosotros, nuestra primera responsabilidad es presentar nuestros cuerpos a Dios como sacrificio vivo, santo y complaciente a Dios. Esto se hace brindando un servicio a Dios que parte de nuestro reconocimiento y adoración a Él y que se realiza conforme a Su voluntad, en favor de Su propósito y plan.[3]

Hoy en día no se requiere de nosotros que nos reunamos en un altar para sacrificar un cordero y otro animal, la ofrenda que Dios requiere de nosotros hoy en día es que demos nuestras vidas en servicio a Él. Al igual que Abel, esta ofrenda debemos hacerla “por fe”. No podemos servir a Dios del modo que se nos ocurra, sino que debemos buscar Su guía y dirección para hacer aquello que Él requiere de nosotros. Esta sería la aplicación práctica actual del ejemplo de Abel.

Entonces:

La ofrenda de Abel fue “más excelente” y fue aceptada por Dios porque la ofreció “por fe”, siendo obediente a la instrucción dada por Dios. Del mismo modo, la ofrenda de nuestras vidas es complaciente a Dios cuando por fe servimos a Dios conforme a Sus instrucciones y requerimientos para nuestras vidas.

La transposición de Enoc


Hebreos 11:5[4]
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.

Aquí las palabras “tuvo testimonio” nuevamente son “recibió testimonio”. Antes de ser traspuesto recibió testimonio de haber agradado a Dios. ¡Dios le hizo saber a Enoc que él era de Su agrado!
En este versículo la palabra “transpuesto” es en griego metatithemi. Esta palabra significa “trasladar de un lugar hacia otro diferente”. Por ejemplo, en Hechos 7:16 se habla de cuerpos muertos que fueron “trasladados” hasta otro sepulcro. Revisando los usos de esta palabra griega puede verse que el sentido siempre es el de “traslado” o “cambio de lugar”. Aquí el sentido es ese, Enoc fue transportado de un lugar a otro, no hay indicios de que haya sido transportado al cielo, ni que haya sido transformado para tener un cuerpo espiritual inmortal, como algunos enseñan.

“Ver muerte”, puede entenderse como literalmente ver morir a alguien, pero también puede tener el sentido figurado de “ver la propia muerte” o, directamente, “morir”. En este caso, la segunda opción parece la más adecuada.

En la epístola de Judas leemos:

Judas 1:4, 8, 14, 15
(4) Porque algunos hombres han entrado encubiertamente,  los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos,  que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
(8) No obstante,  de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne,  rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores.

(14) De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares,
(15) para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.

Judas nos informa que ya Enoc, en su época, profetizó en contra de los hombres que rechazan dar gloria a Dios y que hacen maldad, buscando deshacer o alterar la obra de Dios, sin tener el más mínimo respeto por Él. Enoc profetizó sobre el juicio de Dios sobre los impíos. En Lucas 11:47-51 Jesús expone cómo han sido siempre perseguidos de muerte los profetas, desde Abel hasta Zacarías. Así que, si bien la Biblia no nos dice que Enoc haya sido perseguido, podemos estar casi seguros de que así fue, y es muy probable que hayan querido matarlo y por eso Dios lo transportó hacia otro lugar. Esto no significa que no murió, sencillamente significa que no murió en ese momento, antes de su tiempo.

En Génesis leemos:

Génesis 5:23-24
(23) Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años.
(24) Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.

En el versículo 24 el texto hebreo dice, literalmente “Y Enoc caminó habitualmente con Dios, y no es [o “no fue”], porque Dios lo ha tomado” (traducción al español de Young Literal Translation - Traducción literal de Young). La Septuaginta, traducción griega del texto hebreo, dice: “y fue complaciente Enoc para con Dios y no fue hallado porque Dios lo transportó.” Enoc no fue hallado, lo estaban buscando, pero no pudieron encontrarlo porque Dios lo transportó hacia otro lugar, podríamos decir que lo “escondió” para que siguiera con su vida, hasta llegar el fin de sus días. Durante toda la historia humana Dios ha protegido a sus profetas y sus servidores de aquellos quienes los perseguían, pero todos ellos murieron a su tiempo, ninguno ha sido resucitado con cuerpo espiritual, excepto Cristo, el “primogénito” de los muertos (Col. 1:18; Ap. 1:5).

En Juan 8:51 al 53 Jesús les dijo a unos escribas y fariseos que los que creían en él no “verían muerte,” o sea, no experimentarían la muerte (refiriéndose a la muerte total). Ellos le dijeron: “Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte” y lo acusaron de tener demonios por hacer estas declaraciones. En otras palabras, ellos estaban diciendo: “si Abraham y los profetas, siendo la clase de hombres que fueron, murieron, ¿cómo vas a decirnos que si guardamos tu palabra no sufriremos la muerte?” Jesús no les dijo: “Se equivocan, los profetas no murieron, sino que están vivos espiritualmente” Jesús estaba explicándoles que si creían en él, en el futuro serían resucitados, su muerte no sería perpetua. Esto claramente nos indica que los profetas, todos, incluyendo a Enoc, han muerto. Enoc no murió en el momento de ser transpuesto, pero tiempo después sí murió.

Volvamos a Génesis 5:

Génesis 5:21-24
(21) Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén.
(22) Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.
(23) Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años.
(24) Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.

Enoc “caminó” con Dios más de trescientos años. “Caminar” con Dios significa “ir paso a paso con Dios”, significa diariamente decidir creerle y obedecerle. Esto no significa que Enoc jamás haya pecado, sin embargo, él diariamente creyó a Dios y fue fiel a Dios ¡durante más de trescientos años! Fue fiel incluso para anunciar el juicio de Dios sobre los hombres impíos (recordemos que esto fue poco antes del Diluvio, tiempos en que casi toda la humanidad se había llenado de pensamientos perversos).

¿Qué mejor ejemplo para dar aliento a los cristianos perseguidos que el de Enoc? Enoc hizo la voluntad de Dios, se mantuvo firme aún teniendo a su alrededor a casi toda la humanidad corrompida y Dios lo protegió de sus perseguidores, haciendo un gran milagro con él cuando lo transportó de un lugar a otro. De hecho, no fue esta la única vez que Dios transportó a una persona de un lugar hacia otro. En Hechos 8:39 y 40 vemos que Dios también transportó a Felipe, arrebatándolo del lugar donde estaba, junto con el Eunuco y llevándolo hasta Azoto, para predicar. Esto no es algo que Dios hace habitualmente, sin embargo, son ejemplos de la grandeza del poder de Dios para ayudar a aquellos que hacen Su voluntad.

En el ejemplo de Enoc tenemos una gran diferencia con el de Abel, porque Abel fue asesinado por su hermano (una sola persona), mientras que Enoc fue protegido de muchos hombres perversos para se asesinado. En el relato de Abel y Caín, vemos que Abel ingenuamente siguió a Caín hasta el “campo” (Génesis 4:8).  De Abel se dice que él dio mejor ofrenda a Dios que Caín, pero no se dice que “caminó” con Dios, tal como lo hizo Enoc. Por eso, es muy probable que en el momento en que Caín mató a Abel, Abel haya estado “desconectado” en su relación con Dios, por lo tanto no pudo percibir las intenciones de su hermano y no fue suficientemente sabio como para evitar esta situación. De todos modos, la Biblia nos dice que aún muerto el ejemplo de Abel es válido. Esto nos muestra que Dios valora muchísimo los actos de fe, por encima de las distracciones y pecados que cometamos.

Volviendo al relato en Hebreos, leemos:

Hebreos 11:5-6
(5) Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo [recibió] testimonio de haber agradado a Dios.
(6) Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Estos dos versículos están unidos por una palabra: “agradar”. En el versículo 5 se dice que Enoc recibió testimonio de haber “agradado” a Dios; en el versículo 6 se dice que sin fe es imposible “agradar” a Dios. En ambos casos la palabra griega raíz es euaresteö, que es definida en los léxicos como “agradar, aceptar, gratificar, causar placer, provocar deleite”.

El versículo 5 nos está diciendo que para Dios fue placentero el andar de Enoc, a Dios le causó deleite estar junto con Enoc. El versículo 6 nos dice cuál fue el factor determinante para que Enoc causara placer y deleite en Dios: la fe. Sin fe es imposible agradar a Dios, porque para caminar con Dios es necesario creer al menos dos cosas: (1) que Dios existe; (2) que Dios es galardonador de los que le buscan. Obviamente, si no creemos que Dios existe no vamos a acercarnos a Él, ni mucho menos tener una relación con Él. Sin embargo, podemos creer que Dios existe, pero creer que no es un buen Dios, o que no está interesado por la humanidad, o que no va a ser generoso con nosotros, de este modo, tampoco vamos a desarrollar un andar con Él.

Esto nos muestra que lo que le agrada a Dios, lo que le causa placer, no es tan sólo ver cómo Su creación interactúa entre sí, sino que Él se complace en que tengamos una relación con Él. Dios no creó a la humanidad para entretenerse viendo lo que hacemos, Él nos creó para tener una relación de mutua amor con Él y se complace sólo cuando esta relación es establecida. A Él no le causa deleite ver montones de personas “buenas” que niegan su existencia, o que no le oran y no lo buscan, que no quieren establecer un andar con Él.

Curiosamente, la palabra griega euaresteö (“agradar”) sólo se usa tres veces en la Biblia. Tenemos dos usos en estos dos versículos y un tercer uso, que guarda estrecha relación con estos dos versículos, en Hebreos 13:16. Comenzaremos leyendo desde el versículo anterior:

Hebreos 13:15-16
(15) Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
(16) Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada [griego euaresteö] Dios.

Al ver sobre el ejemplo de Abel, vimos que él ofreció un más excelente sacrificio, porque lo hizo conforme a lo que Dios instruyó. También vimos que Dios hoy desea de nosotros la ofrenda de nuestras vidas en un servicio a Él que sea conforme a Su voluntad. Aquí se nos dice que los sacrificios que le agradan a Dios, que lo complacen y le causan placer son la alabanza, el fruto de labios que confiese Su nombre y la ayuda mutua. En otras palabras, Dios busca que lo glorifiquemos y lo pongamos en el primer lugar en nuestras vidas, y que nos ocupemos de ayudar y edificar a otras personas. Esto es similar a las palabras de Jesús en Mateo, cuando le preguntaron:

Mateo 22:36-40
(36) Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
(37) Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,  y con toda tu alma, y con toda tu mente.
(38) Este es el primero y grande mandamiento.
(39) Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
(40) De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

El punto central del andar en fe es el amar a Dios y darle el primer lugar en nuestras vidas, lo cual desembocará en un andar en amor para con las otras personas, especialmente los otros cristianos renacidos, miembros del Cuerpo de Cristo (Gá. 6:10).




El ejemplo que nos dejó Enoc es que Dios se deleita en las personas que lo buscan, lo aman y desarrollan un andar de fidelidad, de diaria obediencia a Su mandato, de constante creencia en Sus palabras.

El temple de Noé


Hebreos 11:7
Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.

Aquí las palabras “advertido por Dios” son en griego una sola palabra: chrematizo. Al estudiar los usos de esta palabra griega en el Nuevo Testamento podemos observar que siempre denota: “instrucción o aviso de parte de Dios.”[5] Las palabras “con temor” son en griego eulabeomai, que proviene de eu, que es “bien” y lambanö, que significa “recibir”, literalmente sería “recibir bien”, de ahí que esta palabra significaba “actuar prudentemente” o “actuar con reverencia”.

Noé recibió la instrucción de parte de Dios y, plenamente convencido de que Dios haría lo que dijo, construyó el arca, según las indicaciones de Dios. Noé recibió con respeto lo que Dios le comunicó y actuó consecuentemente. Debido a su fe “condenó” al mundo. Esto quiere decir que Dios pudo enviar su juicio al mundo a causa de la fidelidad y obediencia de Noé, de no haber él creído a Dios, Dios no hubiera podido frenar la condición de maldad del mundo sin eliminar completamente a la humanidad de la faz de la Tierra, por lo cual el mundo hubiese seguido en su estado de maldad, quizá hasta haber algún otro hombre obediente.[6]

Génesis 6:9 nos dice que Noé (al igual que Enoc) “caminó con Dios,” él fue fiel a Dios. Además, 2 Pedro 2:5 nos dice que él fue “pregonero de justicia.” Un pregonero (en griego kerux) era un mensajero de un rey, príncipe, magistrado o general militar. Noé no sólo construyó el arca, él transmitió el “mensaje del Rey” a otras personas. Es evidente que nadie oyó ese mensaje, porque nadie entró con él en el arca, ni se ocupó de construir su propia arca. Noé es uno de los mejores ejemplos que tenemos de que la fidelidad del predicador no se ve a través de la cantidad de personas que aceptan su mensaje, porque NADIE aceptó el mensaje de Noé.

Noé mostró un gran temple en su obediencia a Dios. Él tuvo que construir un “arca”, que era un artefacto inexistente hasta ese momento, el cual fue preparado para sobrevivir a un diluvio, un evento jamás registrado hasta ese entonces. Durante años predicó el juicio de Dios al tiempo que iba construyendo el arca. Imaginen las críticas, burlas, e incluso ataques que debió haber sufrido por parte de los incrédulos y perversos de la época. Yo creo que la época de Noé ha sido, quizá, la peor época para ser creyente en toda la historia humana: con una tierra llena de perversidad ¡y sólo ocho personas creyentes en el mundo!

Su ejemplo nos enseña que debemos ser fieles a Dios sin importar lo que otros opinen. Jamás deberíamos medirnos conforme a la cantidad de “seguidores” que tengamos, conforme a las “conversiones” que logremos o conforme a las “felicitaciones” que recibamos. Si estamos seguros de que lo que estamos haciendo es la voluntad de Dios, si tenemos la aprobación de Dios en lo que estamos haciendo, con eso debiéramos contentarnos. Los “números” no deben ser nuestra principal preocupación, nuestra principal preocupación debe ser hacer la voluntad de Dios, eso es “tener fe”, eso es ser un “creyente”, eso es a lo que Dios llama “fidelidad”.

Por lo tanto:

No es la cantidad de personas que nos siguen lo que determina la calidad de nuestra fe, sino cuán obedientes somos a las palabras e instrucciones de Dios. El andar de fe a veces puede ser un andar solitario, angustiante y peligroso, pero lo importante es ser fieles a Dios y saber que Él nos cuidará porque cuando hacemos Su voluntad Él se deleita en nosotros.

Dos aspectos fundamentales en la fe de Abraham


Hebreos 11:8-12
(8) Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.
(9) Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;
(10) porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
(11) Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.
(12) Por lo cual también, de uno,  y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.

En Génesis, capítulos 17 al 25 podemos ver el relato sobre la vida de Abraham. Al leer, podemos claramente ver que la fe de Abraham siempre estuvo basada en aquello que Dios le comunicaba, no en su propia imaginación o en sus propios deseos de vida. Dios le dijo: “no vas a llamarte más Abram, vas a ser Abraham” y él obedeció; Dios le dijo “tu esposa no va a llamarse más Sarai, vas a llamarla Sara,” y él así lo hizo; Dios le dijo: “sal de esta tierra y ve adónde Yo te digo” y así procedió; Dios le dijo “voy a darte una descendencia innumerable” y él lo creyó; Dios le pidió que sacrifique a su hijo Isaac y él no dudó en hacerlo.

En el libro de Romanos, el apóstol Pablo nos señala dos aspectos fundamentales de la fe de Abraham.

Romanos 4:16 (Mi traducción)
(16) Por eso DIOS otorga justicia desde fe, para-que se reciba conforme a SU gracia; de-este-modo la promesa está firme para toda la simiente: NO sólo para la simiente que parte desde la ley, sino también para la simiente que parte desde la fe de Abraham, quien es padre de todos nosotros
(17) (como ha-sido-escrito, que: “por padre de muchas etnias te he-puesto”), que estamos frente-a QUIEN él creyó, o sea, frente a DIOS, QUIEN vivifica a los muertos y suele-llamar lo que aún no existe como si fuera algo que ya existe.

Los dos aspectos fundamentales de la fe de Abraham son: (1) Él creyó que Dios vivifica a los muertos; (2) Él creyó que Dios suele llamar lo que aún no existe como si fuera algo ya existente.

Estos dos aspectos de la fe de Abraham son los mismos que se requieren en nosotros tanto para ser salvos como para andar en plenitud de vida, conforme a la vida espiritual que hemos recibido. Por un lado, para recibir vida perpetua, debemos creer que Dios ha vivificado a Jesús y debemos creer que en el futuro nos vivificará a nosotros con una vida espiritual completa. Por otro lado, para vivir con la mayor plenitud posible en esta vida debemos creer que si obedecemos a Dios, Él nos vivificará AHORA. Dios puede dar vida a aquello que está muerto en nosotros, puede dar vida a nuestros talentos dormidos, a nuestra vitalidad desgastada, a nuestro ánimo cansado, tan sólo debemos acudir a Él en oración y actuar conforme a Su voluntad.

Uno de los grandes obstáculos para creer en las promesas de Dios es nuestra humana debilidad, cuando miramos lo que somos como personas, y lo que hay en el ambiente que nos rodea, podemos flaquear en la fe al ver nuestra naturaleza carnal, que nos impulsa a vivir conforme al “molde” de un mundo corrompido. Aquí tenemos el ejemplo de Abraham, que aún no teniendo ninguna esperanza desde la perspectiva humana, de todos modos creyó a Dios:

Romanos 4:18-22 (Mi traducción)
(18) Abraham es quien separado-de esperanza, pero fundado sobre esperanza, creyó que él iba a llegar-a-ser padre de muchas etnias, conforme lo que ha-sido-dicho: “así será tu ·simiente”.
(19) Y no debilitó la fe cuando reflexionó acerca de su ·cuerpo, que ya había-sido-matado (teniendo alrededor-de cien-años-de-edad) y la muerte de la matriz de Sara,
(20) pero mirando hacia la promesa de ·DIOS NO fue-dividido en su mente por la incredulidad, sino que fue-internamente-fortalecido por la fe, mientras daba gloria a ·DIOS.
(21) Y fue-llevado-a-plenitud en su fe de que QUIEN ha-prometido es también poderoso para hacer lo que prometió.
(22) Por-eso su fe le fue-considerada como suficiente para obtener justicia.

Abraham se enfrentó a dos muertes: la muerte de su propia función reproductiva y la muerte de la capacidad para procrear de Sara, su mujer. Abraham no negó su situación, el versículo 19 nos dice que él reflexionó sobre su estado, sin embargo, no debilitó su fe, sino que creyó que Dios podría vivificar esas partes muertas de su cuerpo y el de Sara. Él creyó que Dios llama las cosas que no existen como si ya existieran, y si Dios dijo que él sería padre de muchas etnias o naciones es porque así sería, ¡aún cuando de esas naciones aún no existiera siquiera un ciudadano!

El versículo 20 nos dice que Abraham fue internamente fortalecido por la fe. Algunas versiones traducen que Abraham “se fortaleció” en la fe. Sin embargo, el verbo en griego está en voz pasiva, lo cual indica una acción hecha por un agente externo. No fue él quien se auto-fortaleció en la fe, sino que fue Dios quien lo fue fortaleciendo en la fe hasta llegar a un estado pleno de fe. Esto quiere decir que su fe no fue perfecta desde un principio, hay veces en que nuestra fe en las promesas de Dios debe ser desarrollada y para eso ¡también necesitamos de la ayuda de Dios!

Dios no sólo da Sus promesas, sino que, cuando estamos interesados en creerlas, Él se encarga de ayudarnos a desarrollar la fe que necesitamos.
Por las dudas de que alguno crea que el ejemplo de Abraham es un caso único y separado del resto, los versículos que siguen dicen:

Romanos 4:23-25 (Mi traducción)
(23) Pero que “le fue-considerada” NO fue-escrito sólo por él,
(24) sino también por nosotros, a quienes la fe nos está-por-ser-considerada como suficiente para obtener justicia, esto es, a los que estamos-creyendo en el que resucitó de-entre los muertos: Jesús, nuestro ·Señor;
(25) Quien fue-entregado por nuestras ·infracciones y fue-resucitado por nuestra ·justificación.

Estos versículos nos enseñan que la fe de Abraham no es un caso aislado, sino un patrón o ejemplo a seguir. Abraham fue tratado como “justo” por Dios a causa de su fe en las promesas de Dios. Del mismo modo, hoy en día Dios nos trata como justos por medio de nuestra fe en Jesús como nuestro Señor. Cada vez que obedecemos la voz del Señor Jesucristo Dios nos trata como justos, dándonos toda Su bendición espiritual.

A causa de su obediencia y fidelidad, Abraham y los otros creyentes mencionados obtuvieron grandes bendiciones, pero las mejores bendiciones aún no las han recibido, sino que las tendrán cuando sean resucitados para vivir en el reino que Dios prometió.

Hebreos 11:13-16
(13) Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.
(14) Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria;
(15) pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.
(16) Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.

Previamente habíamos visto que la fe es indispensable para agradar a Dios. Ahora leemos que estos hombres, por haber tenido fe en Dios y haber creído en la promesa de una vida en un reino futuro Dios no se avergüenza de llamarse “Dios” de ellos porque les ha preparado una ciudad. En otras palabras, no se avergüenza de ser su Dios porque lo que ellos creían era cierto, era lo que Dios les prometió.

En el versículo 13, la palabra “conforme” es en griego kata, usada con el acusativo, que denota un movimiento horizontal “a lo largo de” o “a través de.” Al decir que “conforme” a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, nos está comunicando que estos hombres mantuvieron su convicción y fidelidad hasta la muerte, aún cuando no recibieron “lo prometido.” Esto no quiere decir que no recibieron nada de parte de Dios, “lo prometido” se refiere específicamente, por el contexto, al reino, la patria que Dios les había prometido. Ellos entendieron que este mundo corrompido, lleno de maldad, en el que reina la muerte, es sólo “temporal” y decidieron ser fieles a Dios para llegar a ser parte de aquella patria que Dios les había prometido. A causa de esta convicción y fidelidad que demostraron, Dios no se avergüenza de ser su Dios.

Hebreos 11:17-19
(17) Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito,
(18) habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia;
(19) pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.

Aquí es donde vemos que cuando Abraham fue a sacrificar a su hijo, lo hizo con la convicción de que Dios lo levantaría de entre los muertos, debido a la promesa previa que Dios le había dicho que “en Isaac te será llamada descendencia”.

Cuando Dios pidió a Abraham sacrificar a su hijo Isaac (leer Gn. 22:1-18), Abraham no dudó en cumplir el pedido de Dios. En la mente de Abraham Isaac llegó a estar muerto, a causa de su determinación a cumplir la voluntad de Dios. Por eso se dice que en sentido figurado Abraham recibió a Isaac de entre los muertos. La disposición de Abraham para sacrificar lo más preciado que tenía, que era su hijo, fue un ejemplo del carácter y amor de Dios, Quien de verdad tuvo que sacrificar a Su hijo más amado, Jesucristo, con el fin de hacer posible la salvación y remisión de pecados a toda la humanidad.

Abraham se fue a un territorio que no conocía por causa de la voluntad de Dios, luego creyó contra toda esperanza para tener un hijo y más adelante fue fiel a Dios incluso cuando se le pidió sacrificar a su propio hijo.

De aquí podemos aprender que existen ocasiones en que Dios nos pide que entremos en territorio desconocido o sacrifiquemos cosas muy preciadas para nosotros. Difícilmente nos vaya a pedir sacrificar un hijo, pero puede que nos mande a deshacernos de ciertos bienes, comodidades, que terminemos una amistad o relación dañina, que acabemos con algún hábito pecaminoso, algún vicio, etc. También puede que nos dirija hacia “territorio desconocido”, puede que debamos cambiar de casa, de trabajo, de país, de modo de vida, u otras cosas a causa de Su voluntad. Hacerlo no será fácil, y el proceso puede causarnos angustia, dolor y pesar. Pero si estamos seguros de que es la voluntad de Dios que lo hagamos, podemos estar confiados en que detrás de toda instrucción de Dios está Su mano poderosa deseando bendecirnos más allá de lo que podamos comprender o imaginar.

Dios puede pedirnos cambios drásticos y cosas muy difíciles, pero jamás será para causarnos  dolor o sufrimiento, sino para darnos mayor libertad, refrescando nuestras vidas y llenándonos de plenitud de gozo, paz y los otros frutos espirituales.

Palabras emitidas por fe


Hebreos 11:20-40
(20) Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras.
(21) Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón.
(22) Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos.

En estos tres casos, se mencionan palabras proféticas dichas “por fe”. Esto quiere decir que lo que estas personas hablaron no fue de su propia invención, sino que fue siguiendo instrucciones de Dios. En en relato de Génesis 27 leemos que Isaac fue engañado por Jacob, quien le hizo creer a su padre que era a Esaú al que le estaba hablando. De ahí que podemos pensar que Isaac “robó” las bendiciones que eran para Esaú. Sin embargo, ante el error de Isaac Dios pudo haber rectificado el asunto y haberse rehusado a bendecir a Jacob. Pero en el capítulo 28 de Génesis podemos leer cómo Dios ratifica esta bendición, prometiéndole dar la tierra en la que estaba. Es muy probable que Isaac no haya estado en perfecta comunión con Dios y que su favoritismo por Esaú no le dejaran ser imparcial para dar la bendición que le correspondía a cada uno, por lo que guió a Rebeca para ayudar a Jacob a tomar la bendición que proferiría Isaac. Quizá Dios ya había revelado cosas a Isaac con respecto a la herencia que recibiría su primogénito, pero cambió Su voluntad ante la incredulidad de Esaú y la fidelidad de Jacob.

No queda claro qué es exactamente lo que sucedió allí, pero sí es claro que la bendición dada por Isaac fue “por fe” o “de fe” (según el texto), lo cual indica que Isaac tuvo que recibir instrucciones de Dios con respecto a esas bendiciones. También Jacob bendijo a José por “fe”, o sea, siguiendo aquello comunicado por Dios. Además, también José habló dio mandato sobre qué hacer con sus huesos por fe, o sea, por medio de la instrucción de Dios. Estos versículos nos sirven para recordar la veracidad y exactitud de Dios en Sus palabras. Dios jamás habla en vano, Sus palabras siempre tienen provecho y Sus promesas siempre se cumplen, tal como leemos en el libro de Isaías, la Palabra de Dios no vuelve a Él vacía, sino que hace aquello que Él quiere y será prosperada en aquello para lo que la envió (Isaías 55:10-11).

La fe de Moisés


Hebreos 11:23-29
(23) Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.
(24) Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón,
(25) escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado,
(26) teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.
(27) Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
(28) Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.
(29) Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca;  e intentando los egipcios hacer lo mismo,  fueron ahogados.

En el versículo 23 se habla de la fe en los padres de Moisés. Los padres de Moisés no escondieron a Moisés tan sólo por gusto, lo hicieron “por fe”. Evidentemente hubo alguna instrucción de parte de Dios que ellos siguieron y arriesgaron sus propias vidas para salvar la vida de su hijo.

Luego se nos dice que por fe Moisés rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón y escogió ser maltratado con el pueblo de Dios que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio (oprobio, insulto) de Cristo que los tesoros egipcios, porque tenía puesta la mirada en el galardón. El “vituperio de Cristo” se refiere a los oprobios que debía soportar al proponerse a hacer la voluntad de Dios, en Su plan de traer al Cristo, el Salvador prometido. Moisés creyó las promesas de Dios para Su pueblo, creyó que Dios les otorgaría el reino prometido y dejó de lado las riquezas y comodidades que tenía estando en el palacio del rey. Moisés supo que todos esos eran deleites temporales y prefirió soportar el oprobio que le traería el hacer la voluntad de Dios porque él tenía puesta la mirada en un galardón perpetuo, el cual Dios había prometido.

En el 27 nos dice que se “sostuvo como viendo al Invisible”. Él jamás vio a Dios[7], pero su convicción de que Dios existe y que es galardonador de los que le buscan hizo era tal que vivía como si en verdad pudiera ver a Dios. Por su firme confianza en Dios él dejó Egipto a riesgo de muerte.

En el 28 se dice que Moisés también celebró la Pascua y la aspersión de sangre por fe, es decir, siguió las instrucciones de Dios para hacer lo que hizo y a causa de su obediencia todos los primogénitos de Israel se salvaron y el Faraón finalmente accedió a liberarlos de la esclavitud.

En el versículo 29 leemos que también por fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca, pero cuando los egipcios quisieron hacer lo mismo fueron ahogados. Esto es porque ellos no cruzaron por fe, todo lo contrario, ellos querían volver a esclavizar al pueblo de Dios y eran un obstáculo para el plan de Dios.

Todos estos hechos sucedidos en la vida de Moisés nos muestran la gran ganancia que hay en hacer la voluntad de Dios, aún cuando a los cinco sentidos parezca todo lo contrario. También nos muestran que Dios siempre ha tenido un cuidado especial por los que le creen y le aman y jamás ha desamparado a nadie, todo lo contrario, cada vez que fue necesario ha hecho milagros extraordinarios para salvaguardar a Su pueblo.

Nuevamente recordemos que estos ejemplos están en el contexto de una exhortación para un grupo de creyentes que estaba pasando por persecuciones y aflicciones. Todas estos son ejemplos de fe que intentan dar aliento y fortaleza a quienes estaban debilitándose en la fe, con el fin de que ellos no arrojaran su confianza, la cual tiene gran galardón.

Moisés, al igual que Abraham, tuvo que irse de la tierra en que vivía cómodamente, tuvo que renunciar a los placeres, porque eran “deleites de pecado”. Y esto lo hizo porque creyó en Dios, creyó en Su amor, creyó en Sus promesas, creyó que Dios es galardonador de los que le buscan, creyó que a causa de su obediencia recibiría mayores riquezas que las que ya tenía. La Biblia nos dice que aunque aún no haya recibido lo prometido, él no se equivocó. Cristo completó la obra de redención de Dios y, cuando sea el tiempo, establecerá su reino de paz y justicia en la Tierra y cada uno recibirá lo que le ha sido prometido y aún más.

A diferencia de Moisés, nosotros vivimos en un tiempo en que Jesús ya ha cumplido el requisito para la salvación y redención de la humanidad. Hoy no esperamos Su venida, sino Su regreso. Ya no esperamos que él sea sacrificado, sino que esperamos que ocupe plenamente su lugar de Rey en la Tierra. Esto nos pone en una situación de ventaja con respecto a Moisés, la cual deberíamos aprovechar para tener un andar fiel a Dios, firme en la fe.

Más ejemplos de fe


Hebreos 11:30-34
(30) Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días.
(31) Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz.
(32) ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas;
(33) que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones,
(34) apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.

Aquí se dan más ejemplos de hombres y mujeres de fe y las cosas que lograron, y las bendiciones que recibieron por su obediencia a Dios. Habiendo tantos ejemplos de fe, en el versículo 32 el escritor de Hebreos dice: “tiempo me faltaría contando de...” En otras palabras, hay tantos ejemplos de fe y fidelidad a Dios que son tan inspiradores que no alcanza el tiempo para mencionarlos a todos. Barac, en obediencia a Dios derrotó a un poderoso ejército (Jueces 4). Gedeón comenzó su relación con Dios con deseo de obedecerle, pero con mucho miedo, pero Dios vio su corazón, lo ayudó a edificar su fe y a final venció a un ejército innumerable con tan sólo trescientos hombres (Jueces capítulos 6 al 8). Jefté también derrotó un poderoso ejército por su fe en Dios (Jueces 11). Sansón fue dotado de una fuerza sobrehumana para librar a Israel de sus enemigos (Jueces capítulos 13 al 16). Sabemos el gran amor de David a Dios y cómo en su tiempo fue rey del más bendito reino que hubo sobre la tierra hasta estos días.

Luego leemos, en los versículos 33 y 34, acerca de las grandes proezas que lograron aquellos que creyeron a Dios y le fueron fieles. Como ya hemos visto a lo largo de este estudio, no es que la fe en sí tenga un poder especial para producir resultados, sino que es aquello que Dios requiere de nosotros para poder obrar en nuestras vidas y en nuestro mundo.

Cada vez que una persona obedece una instrucción dada por Dios está dándole a Dios la respuesta que Él necesita para actuar poderosamente en su vida. La fe y la oración son las dos vías por las que una persona da a Dios el “permiso” de actuar en el mundo.

Con la oración pedimos a Dios por el cumplimiento de Sus promesas, o por aquellas cosas que no ha prometido, o de las que no tenemos alguna instrucción específica. En ocasiones Dios actúa directamente luego de que hemos orado y otras veces nos dará instrucciones específicas sobre la situación. Entonces, será nuestra fe, nuestra obediencia, nuestra decisión de actuar conforme a Su voluntad, la que determinará si Dios actúa o no, o cómo va a actuar en determinada circunstancia.

Hebreos 11:35
Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección.

Aquí se nos dice que hubo mujeres que “recibieron a sus muertos mediante resurrección”. Un ejemplo de esto lo podemos ver en 2 Reyes 4, en el que se relata cómo el profeta Eliseo resucita a un niño. Otro ejemplo es cuando Jesús resucita al hijo de una viuda en Lucas 7:12-15.
El versículo de Hebreos luego dice que otros “fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección”. La “mejor resurrección”, aquí, se refiere a la resurrección futura, en la que serán resucitados con un nuevo cuerpo, incorruptible. Lo que está comunicando este pasaje es que algunas personas, por la fe que otras personas tuvieron en Dios, pudieron ser resucitadas en su cuerpo presente, aunque luego murieron. Por otro lado, hubieron creyentes que no quisieron ser rescatados, sino que prefirieron morir en espera de la futura resurrección prometida por Dios.

Hebreos 11:36
(36) Otros experimentaron vituperios y azotes,  y a más de esto prisiones y cárceles.
(37) Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados;
(38) de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
(39) Y todos éstos, aunque alcanzaron [recibieron] buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido;
(40) proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.

El versículo 36 comienza con la palabra “otros”. Esta palabra es en griego heteros, que significa “otro de distinta clase o categoría”. Previamente se venía hablando acerca de personas que por fe alcanzaron la victoria en sus vidas. Aquí se nos va a mostrar la contracara, se habla de gente que por su fe en Dios fueron angustiados en diversas maneras, aún con la muerte misma. Esto no significa que Dios los haya guiado a situaciones que los pusieran en peligro y los llevaran a la muerte, sino que se hay casos en que los creyentes se haya en una situación de vida o muerte en la que debe elegir seguir sirviendo a Dios o abandonarlo totalmente y éstas personas decidieron seguir a Dios y fueron asesinadas o maltratadas por esto.

Existe una cruda guerra espiritual  hay entre Dios y el Diablo. El Diablo, desde principios de la historia humana ha estado luchando para sembrar la maldad en el mundo y frustrar el plan de Dios, y para esto se vale de la intervención de seres humanos que son tentados o engañados para ir contra la voluntad de Dios. El objetivo primordial de Satanás es frustrar los planes de Dios, Él sabe cuánto ama Dios a la humanidad y cuán útiles son los creyentes para extender el mensaje de salvación, por lo tanto se ocupa de engañar, confundir y de eliminar (cuando le es posible) a todo creyente cristiano. Esto no lo hace directamente, sino a través de otras personas que se sujetan a él (ya sea voluntariamente o siendo engañados).

A lo largo de toda la historia de la humanidad los cristianos han sido perseguidos, maltratados y asesinados por el solo hecho de ser cristianos. Hasta el día de hoy existen lugares en donde los cristianos son encarcelados o asesinados por ser cristianos, algunos países prohíben la evangelización cristiana, en ciertas regiones hay grupos radicales que asesinan cristianos y queman sus casas, asesinando cruelmente incluso a niños pequeños. Por ejemplo, en el libro “Torturado por Cristo”, Richard Wurmbrand cuenta 15 años de torturas que sufrió a manos del gobierno comunista de Stalin, a causa de ser cristiano, él cuenta las atrocidades que le hicieron a él y lo que hacían a otros cristianos; es un libro muy duro para leer, pero cuenta hechos reales que han sufrido los cristianos hace no muchos años. Por supuesto que esas torturas y muertes no son la voluntad de Dios, sin embargo, muchas personas han preferido ser torturados e incluso morir antes que traicionar su fe en Dios y dejar de predicar las buenas nuevas de salvación.

En particular creo que muchos de estos sufrimientos podrían evitarse con una mejor instrucción sobre las Escrituras. Si se envía a un soldado a la guerra sin darle entrenamiento y el equipo necesario, éste estará indefenso ante el enemigo. Puede tener un gran patriotismo y deseo de pelear por la causa, pero será un blanco fácil a causa de su inexperiencia y falta de recursos. Del mismo modo, muchos cristianos han ido (o han sido enviados) al frente de batalla, sin tener puesta “toda la armadura de Dios” (Efesios 6). Antes de pelear por Cristo una persona debiera conocer a Su Padre celestial, conocer a Su Señor Jesucristo, debiera conocer los recursos espirituales que Dios le ha provisto y aprender a usarlos eficientemente. Yo creo que muchos cristianos, de noble corazón, han ingenuamente salido a hacer frente a un enemigo peligroso sin tener las armas necesarias y han sufrido mucho por eso. Es por esto que hago gran énfasis en el equilibrio que debe haber entre el conocimiento preciso de las Escrituras y su aplicación en nuestras vidas.

Como hemos visto, uno no puede creer en información que no tiene. Muchos cristianos han recibido muy poca información, pero han sido fieles creyentes de esa poca información que recibieron. A algunos creyentes se les ha enseñado sobre la salvación en Cristo y que deben predicar el evangelio al mundo y eso es lo que han hecho. La falta de doctrina en otros aspectos provocó que se encontraran con situaciones inesperadas y terminaron siendo maltratados o incluso muriendo a manos de hombres perversos. Sin embargo, Dios honra la fe que tuvieron en la poco que aprendieron y da “buen testimonio” de ellos, porque se mantuvieron firmes aún viendo que sus vidas se iban a causa de su fidelidad.

Todos estos ejemplos nos sirven para ver que la vida no es en blanco y negro, sino que tiene ciertos matices grises a causa de la mezcla que hay entre nuestra fe en Dios y nuestra debilidad humana. En ciertos casos Dios ha podido librar de cárcel y muerte a ciertos creyentes a causa de la gran fe que tuvieron y de la muy estrecha relación que desarrollaron con Dios. En otros casos, Dios ha estado limitado por la incredulidad de las personas en ciertos aspectos y no pudo salvarlas en el momento, pero de todos modos las salvará en el futuro, porque creyeron lo más importante: amaron a Dios y esperaron en Su salvación.

Como personas que tenemos una naturaleza humana pecaminosa, es muy difícil que lleguemos a creer al 100%, las 24 horas del día y los 365 días del año. Más bien, solemos tener horas de fe y horas de carnalidad, incluso podemos tener minutos de fe y minutos de carnalidad.

El desarrollo del andar de fe consiste en ir ganando más horas de fe en nuestras vidas, reduciendo los actos carnales y pecaminosos, pero siempre debemos tener en cuenta que hay una mezcla de carnalidad y fe en todos nosotros. Mientras más fe haya en nosotros, más podremos vivir la vida espiritual que Dios nos ha dado y disfrutar del fruto que ésta produce, pero el andar “perfecto” sólo será posible cuando nuestra naturaleza de pecado sea erradicada y tengamos cuerpos perfectos como el de Cristo (1 Co. 13:9-12; 1 Co. 15:39-57).

La exhortación en Hebreos 12


Hebreos 12:1
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,

Aquí se nos dice que tenemos a nuestro alrededor una “grande nube de testigos”. La palabra griega que se traduce como “nube” aquí, es la palabra nephos, que sólo se usa aquí en todo el texto griego del Nuevo Testamento. Esto añade un énfasis especial al pasaje. Pero ¿qué significan estas palabras?

Se ha enseñado que la “gran nube de testigos” a nuestro alrededor se refiere a que estos creyentes están vivos testificándonos de su fe y ayudándonos. Sin embargo, las Escrituras son claras al enseñar que nadie que ha muerto ha resucitado en cuerpo inmortal, excepto Cristo, quien es el primogénito de entre los muertos. Además, el mismo versículo 13 de Hebreos 11 dice que todos estos creyentes murieron sin recibir lo prometido. Lo “prometido” era la vida espiritual perpetua en el reino futuro, si de algún modo estuviese vivos disfrutando de un paraíso en el “cielo”, entonces sí recibieron lo prometido. Pero la Escritura nos dice que están muertos y serán vivificados en el futuro.[8]

Lo que este versículo nos comunica, sencillamente, es que los ejemplos de fe de estas personas han sido registrados en la Biblia para testificar sobre el amor y poder de Dios en pro de aquellos que le creen.

La expresión “gran nube” se usa para dar énfasis a la cantidad de ejemplos de fe que hay en las Escrituras. La Biblia no es un libro que relate la historia antropológica del ser humano. La Biblia es nuestra guía hacia el conocimiento de nuestro Padre celestial y cómo entablar una relación espiritual con Él, por lo tanto, las historias que relata no son historias de vida comunes sino historias de FE, ya sea mostrando los resultados de la fe de hombres y mujeres fieles, o las consecuencias de la incredulidad y maldad de personas perversas. Es por esto que cualquier porción histórica de las Escrituras que leamos nos mostrará ejemplos de fe. Hay una “gran nube de testigos” del amor y poder de Dios dispersa en toda la Biblia y están puestos para que los imitemos, no en sus debilidades o carnalidades, sino en sus áreas de fe.

Hebreos 12:1
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,

Analizaremos un poco la segunda parte de este versículo. Por un lado, la palabra “despojémonos” es en griego apotithemi, que significa “quitarse de encima”. Conforme al tiempo del verbo griego debiera traducirse: “quitándonos de encima”.

La palabra “peso” es la palabra griega onkos, que en el NT sólo se usa en este versículo y significa “bulto o protuberancia” y figurativamente toma el sentido de “obstáculo, impedimento o peso”.

La palabra “asedia” es en griego euperistatos, que sólo se usa aquí en la Biblia. Esta palabra es un compuesto de eu: “bien”; peri “alrededor de”; e histemi “estar, establecer, colocar”. Literalmente significa “fácilmente colocar alrededor de”. Puede interpretarse como “rodear o asediar con facilidad”, pero también puede tener el sentido de “oprimir, enredar, cercar, ahogar”.

La palabra griega para “con” es dia, que significa “mediante” o “por medio de”.

La palabra que se traduce “carrera” es agon, que significa “lucha, batalla, conflicto”. Aquí se la ha traducido como “carrera” para que concuerde con el verbo “correr”, pero no es este el sentido correcto de la palabra griega. Aquí no se trata de “correr una carrera”, sino de “correr a la batalla”.

Por último, las palabras “tenemos por delante” debieran traducirse “que está siendo puesta delante nuestro”.

Uniendo estos puntos, esta parte del versículo se traduciría así:

“...quitándonos-de-encima todo impedimento y el pecado que nos atrapa-fácilmente, por-medio-de-la paciencia, corramos a la batalla que-está-siendo-puesta-delante de nosotros.”

Ordenando las palabras conforme a nuestra manera de hablar y juntándola con la primera parte, quedaría así

“Por tanto, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, nosotros también corramos a la batalla que-está-siendo-puesta-delante de nosotros, quitándonos-de-encima todo impedimento y el pecado que nos atrapa-fácilmente por-medio-de-la paciencia”.

Recordemos que estos cristianos estaban en conflicto a causa de persecuciones que padecían por creer en Cristo y predicar el evangelio. Ante esta situación algunos estaban desistiendo en su fe y estaban incluso abandonando la esperanza de su reunión con Cristo[9] Los hombres malvados estaban presentando una “batalla” delante de ellos y ellos estaban arrojando sus armas y rindiéndose (recordemos la previa exhortación: “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón” -en el 10:35-). De esto se trata todo el contexto, son palabras de aliento y exhortación para creyentes en dificultades.

Luego de mencionar brevemente la gran cantidad de ejemplos de fe que han sido puestos en las Escrituras, aquí se les dice a estos cristianos que ellos también “corran a la batalla”, tal como lo hicieron los creyentes mencionados. Aquí se les alienta a que enfrenten su situación, teniendo firme convicción en el amor y poder de Dios. Y también se les dice que se quiten de encima todo impedimento y el pecado que fácilmente los atrapa. ¿Cómo? Usando la paciencia.

Al decir “por medio de paciencia” se está indicando que la paciencia es la herramienta a utilizar para poder despojarse de los impedimentos  (para creer) y del pecado que los rodea y los atrapa fácilmente.

Cuando somos impacientes para esperar las promesas y bendiciones de Dios, se hace más fácil caer en pecado y buscar una “solución alternativa” contraria a la voluntad de Dios para los problemas que enfrentamos. Entonces, una “zambullida” en medio de este mar de ejemplos bíblicos puede ser de gran ayuda para ser fortalecidos en la fe y tener paciencia para esperar la respuesta de Dios.

Dios jamás llega tarde, pero Sus tiempos no son los nuestros. Quizá nosotros pensemos que Dios no quiere responder nuestras oraciones, o que se está tardando en darnos liberación. Sin embargo, Dios debe trabajar con los recursos disponibles sin violar Sus leyes y sin violar el libre albedrío de las personas. A veces lo que nosotros tenemos por tardanza se debe a que Dios está “acomodando” las circunstancias, otras veces, quizá tarde un poquito a propósito para forzarnos a desarrollar la fe y la paciencia y templar así nuestro carácter. Lo importante es saber que Dios no falla y que Él quiere lo mejor para nosotros.

Nuevamente:

La impaciencia hace que seamos más propensos a abandonar nuestra confianza y obediencia a Dios. Si vemos que estamos perdiendo la paciencia, releer, recordar y considerar los ejemplos de fe registrados en las Escrituras puede ayudarnos a ganar paciencia y firmeza para mantenernos fieles a Dios, quitándonos de encima todo impedimento o molestia y las conductas pecaminosas que puedan atraparnos y ahogarnos.


Hebreos 12:2
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,  menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Este versículo es muy interesante, pero es necesario hacer algunas correcciones en la traducción para captar la profundidad de lo que transmite.

Las palabras “puestos los ojos” son la palabra griega aphoraö, que significa “mirar fuera de”, tiene el sentido de “fijar la mirada” o “mirar atentamente”, con la idea de evitar distraerse y mirar otras cosas. En este caso podemos traducir esta palabra como “concentrar la atención”.

La palabra “autor” es la palabra griega archegos, que significa “primero”. De ahí que puede entenderse, según el contexto, como el primero en tiempo o como el primero en condición. Friberg lo define como “uno que va primero en el camino”. Puede traducirse como “primero, principal, líder, guía, pionero, fundador”. Por ejemplo, en Hechos 5:31 la Reina Valera traduce esta palabra como “Príncipe”. Sabemos que Cristo no es “autor” de la fe, Él no fue el primero en tener fe. Precisamente estamos viendo todos los ejemplos de fe previos al nacimiento de Jesús. Pero Jesús sí fue el “primero” en tener una fe perfecta hacia Dios, él es el “príncipe de la fe” o “el líder de la fe” o “el principal ejemplo de fe”. Por su obediencia perfecta, Jesús se constituyó como el más perfecto ejemplo de fe y como el actual guía en la fe de los cristianos. Esto es lo que esta palabra griega comunica aquí.

La palabra “consumador” es teleiotës. Esta palabra proviene de teleios, que significa “hacer completo, perfeccionar”. Jesús es el “perfeccionador” de la fe, es quien la hizo completa, en el sentido de que nos dejó un ejemplo de fe perfecta o completa. Pero además, Jesús es quien obra hoy en día para completar y perfeccionar nuestra fe, así que es posible que ambos sentidos estén implícitos aquí.

Las palabras “puesto-delante-de” en el griego son un verbo en participio presente. Este tipo de verbo frecuentemente denota una acción que se hace progresivamente al mismo tiempo que otra acción, que es indicada por otro verbo en la misma oración. Esto nos indicaría que este gozo estaba siendo puesto delante de Él al mismo tiempo que soportaba la tortura en la cruz.
La palabra “oprobio” es en griego aischunë, que significa “vergüenza o humillación”.

Entonces, una traducción de este versículo, más ajustada al texto, sería:

Hebreos 12:2 (Mi traducción)
concentrando-la-atención en Jesús, el primero en la fe y el perfeccionador de ésta, quien, a-causa-del gozo que estaba-siendo-puesto-delante-de Él, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza; consecuentemente, se-ha-sentado a la derecha del trono de Dios.

La expresión “se ha sentado en la derecha del trono de Dios” expresa figuradamente que ha recibido el segundo lugar en autoridad y poder, después de Dios (ver Efesios 1:20-23).

Este pasaje nos muestra que en el mismo momento en que Jesús estaba soportando el dolor físico de estar siendo torturado en la cruz y el dolor mental de ser avergonzado y humillado en ésta, Dios estaba poniendo delante de Él el gozo que necesitaba para resistir estas cosas. Qué exactamente dio a Jesús tal gozo para soportar estas cosas no lo sabemos, pero es muy probable que Dios le estuviera mostrando y recordando todo aquello que Él iba a lograr si Jesús se mantenía firme en la fe hasta morir. A causa de su obediencia, Jesús no sólo tuvo el privilegio de ser el primer ser humano en resucitar con cuerpo espiritual, sino que recibió el más grande premio que cualquier ser pueda llegar a recibir: ser el segundo después de Dios. No hay posición más alta que pueda darse a alguien.

Teniendo en cuenta este ejemplo supremo de fe, dejado por Jesús, alienta al creyente angustiado a concentrar su atención en Jesús, no distrayéndose con lo que hay alrededor. Debemos fijar la mirada en nuestro Señor y no observar lo abrumadora o desesperante que sean las circunstancias, ni lo débiles o incapaces que somos para solucionar nuestros problemas.

Hebreos 12:3
Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

Aquí la palabra “considerad” en el griego es analogizomai, que sólo se usa aquí en la Biblia. Es la unión de la preposición ana: “hacia arriba” y logizomai: “pensar y considerar usando la lógica y el razonamiento”. En este caso la preposición ana se usa para intensificar el sentido de logizomai. Por lo tanto, analogizomai significa “pensar, considerar o razonar con detalle, con cuidado, con detenimiento, con dedicación”.

El Nuevo Testamento de ediciones EUNSA traduce este versículo así:

Hebreos 12:3 (EUNSA)
Por eso, pensad atentamente en aquel que soportó tanta contradicción por parte de los pecadores, para que no desfallezcáis ni decaiga vuestro ánimo.

Nuevamente, la instrucción es a pensar atentamente, a considerar detenidamente en el ejemplo de Jesús. Su ejemplo es el máximo ejemplo de fe y será de gran aliento y consuelo en aquellos momentos en que nos hallemos en adversidad.

Hebreos 12:4-6
(4) Porque aún no habéis resistido hasta la sangre,  combatiendo contra el pecado;
(5) y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío,  no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
(6) Porque el Señor al que ama,  disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.

En una rápida lectura estos versículos parecieran indicar que es Dios Quien causa el oprobio para “disciplinar” a sus hijos por medio de “azotes”, pero esto no es así.

Por un lado, la palabra “disciplina” es en griego paideia, que denota el proceso de instrucción dado a un niño para alcanzar sabiduría y madurez, es la misma palabra que la Reina-Valera 1960 traduce “instruir” en 2 Timoteo 3:16. Denota un entrenamiento o instrucción disciplinada y con una dirección determinada. Esto nos estaría indicando que Dios se ocupa de dar a cada creyente la instrucción y entrenamiento necesario para que alcance sabiduría y madurez espiritual, teniendo un carácter cristiano sólido.

La palabra “reprendido” es en griego elegcho (o elencho), que significa “mostrar de manera convincente un error, con el fin de instar la corrección”. En el proceso de instrucción Dios va a mostrarnos nuestros errores. Nuestra tarea es no tomar esto como una “humillación” de parte de Dios, sino como parte del proceso de enseñanza de nuestro amoroso Padre, que desea que crezcamos espiritualmente sanos y fuertes.

La palabra “azota” denota un castigo correctivo. Este es un concepto un poco chocante para le mente moderna, que suele escandalizarse cuando se habla de “castigos” para un niño. Sin embargo, en los tiempos en que esto fue escrito, era común azotar a los niños para corregirlos en sus conductas. Lo cierto es que incluso en estos tiempos existen situaciones en las que la corrección amable no funciona, a veces un hijo puede volverse muy desobediente y su conducta puede llegar a ser de peligro para él mismo y para otros. En estos casos, cierto castigo físico puede servir de correctivo para que cambie su conducta. Por supuesto, este tipo de castigos no son para herir permanentemente a ese hijo, sino para causarle un dolor temporal que le sirva de aviso. Dios jamás va a enviar una catástrofe que le cause la muerte a una persona para aplicar un “correctivo”, esto es una enseñanza totalmente errónea.[10]

Pero lo importante a entender aquí es que se está hablando de una lucha contra el pecado que resulta de sucumbir ante las presiones de las persecuciones. En el capítulo 5 se dice que estos creyentes se habían vuelto “tardos para oír”, debían ser cristianos maduros, pero necesitaban repasar los principios básicos de los logros de Cristo (Hebreos 5:11-14). Entonces, el problema que tenían era que estaban sucumbiendo ante las presiones del mundo y estaban dejando de acudir a Dios y esperar Su liberación. Por esta causa, por un lado se los alienta a no abandonar la confianza y la fe y considerar los grandes ejemplos de fe que hay en las Escrituras, pero, por otro lado, se les alienta a aceptar el proceso de instrucción de Dios.

Sucede que ante las presiones solemos exigir una inmediata respuesta de Dios, pero Dios es sabio y tiene Sus tiempos. Dios no causa las adversidades, pero puede usar las adversidades que se presentan para ayudarnos a templar nuestro carácter, poniendo a prueba nuestra fe y paciencia (tal como vimos en el capítulo “La fe puesta a prueba”).

Por lo tanto, no hay que confundir las aflicciones generadas por el mundo que se opone a Dios y la instrucción, entrenamiento y disciplina de Dios.

Nuevamente:

Dios no genera las aflicciones, pero puede usarlas para poner a prueba nuestra fe y paciencia. Ante una adversidad debemos acudir a Él y mantener nuestra mirada en Cristo mientras esperamos pacientemente la respuesta de Dios.

Si Dios no da la respuesta que esperamos, o no la da en el momento que la esperamos, Él tiene motivos sabios para hacerlo. En esos casos, no debemos desistir en nuestra fe, acudiendo a conductas pecaminosas para resolver la situación, sino fortalecernos más en la fe, sabiendo que Dios está forjando nuestro carácter cristiano para que aprendamos a andar conforme a Su voluntad.

Hebreos 12:7
Si soportáis la disciplina,  Dios os trata como a hijos;  porque  ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?

Aquí el versículo está mal traducido, porque la palabra “si” no está en el texto. Al agregar el “si” al principio de este versículo, pareciera que hay una condición para que Dios nos trate como hijos, o sea, si soportamos la disciplina Dios nos trata como hijos y si no, no. Pero esto no es lo que dice el versículo, leeremos otras versiones que traducen mejor este pasaje.

Hebreos 12:7 RVA[11]
Permaneced bajo la disciplina; Dios os está tratando como a hijos. Porque, ¿qué hijo es aquel a quien su padre no disciplina?

Hebreos 12:7 BTX
Permaneced bajo la disciplina, pues Dios os está tratando como a hijos; porque, ¿qué hijo es aquel a quien su padre no disciplina?

Hebreos 12:7 NVI[12]
Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina?

Por lo tanto, vemos que lo que transmite el versículo es una exhortación a permanecer bajo esta disciplina de Dios, porque Dios nos está tratando como a hijos. Al aceptar a Cristo como Señor pasamos a ser hijos de Dios. A partir de ahí, Dios comienza a tratarnos como hijos. Aún si nos alejamos de Dios, de todos modos Dios seguirá tratándonos como hijos, no hay una condición para seguir siendo hijos de Dios.

El mensaje en este pasaje es que Dios nos está disciplinando para nuestro bien, porque nos ama como un Padre. Su instrucción y corrección son para que alcancemos madurez espiritual, para que tengamos una relación espiritual con Dios sana y sólida. Su disciplina lleva a Sus hijos a unirse como un Cuerpo en Cristo y a aprender a actuar conjuntamente, edificándonos mutuamente.

Hebreos 12:8-15
(8) Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
(9) Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
(10) Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.
(11) Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
(12) Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas;
(13) y haced sendas derechas para vuestros pies,  para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.
(14) Seguid la paz con todos, y la santidad,  sin la cual nadie verá al Señor.
(15) Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios;  que brotando alguna raíz de amargura,  os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;

Aquí vemos la comparación entre la disciplina humana y la disciplina de Dios. Un padre (y una madre) que ama a sus hijos intentará educarlo y criarlo para ser una persona de bien, una persona sabia, una persona recta y sana. Sin embargo, por estar limitado en sabiduría y capacidad, como ser humano, ningún padre y ninguna madre puede criar con plena sabiduría a sus hijos. Como Padre amoroso, Dios también nos cría, nos educa y nos cuida, pero Él lo hace con plena sabiduría y capacidad, forjándonos para ser personas verdaderamente útiles y eficaces.

Ninguna disciplina causa gozo de inmediato. Si queremos hacer gimnasia para bajar de peso, o entrenarnos para correr una maratón, o aprender a tocar un instrumento musical, o seguir una carrera universitaria, vamos a tener que ejercer cierta disciplina que requerirá invertir tiempo, esfuerzo, energía, quizá debamos renunciar a algunas actividades que disfrutamos. Pero si lo hacemos, a la larga tendremos un resultado que nos traerá mayor satisfacción, cuando la disciplina comience a dar sus frutos. Del mismo modo, el andar como hijos de Dios requiere de disciplinarnos en lo que Dios requiere de nosotros, pero como resultado final obtendremos un beneficio que va más allá de cualquier otra satisfacción que podamos recibir de cualquier actividad humana.
Entonces:

Como hijos de Dios, Dios va a educarnos, dándonos instrucción, corrección y disciplina y proveyendo de todo lo necesario para que seamos espiritualmente maduros, equipados para toda circunstancia y firmes en una estrecha relación con nuestro Padre celestial y con nuestro Señor Jesucristo. Pero este proceso de crecimiento sólo es posible si aceptamos Su instrucción, andando en fe, obedeciendo Sus instrucciones y siendo pacientes en esperar Su respuesta y liberación.

Por eso se nos exhorta a enderezar nuestro camino y a hacer la voluntad de Dios de modo de alcanzar Su gracia y estar llenos de fruto. Y además se nos exhorta a no dejar que brote alguna raíz de amargura. No hay que dejar que la amargura entre en nuestras vidas, hay que arrancarla de raíz antes que comience a crecer.

Existen muchas circunstancias en que una persona puede llegar a amargarse. Si bien existen casos en que una persona puede tener razones humanamente “válidas” para estar amargada, la Palabra nos dice que en Cristo no hay excusas, es el gozo, y no la amargura, el que debe tener la preeminencia en nuestras vidas. Nada de lo que suframos en esta vida puede opacar el gozo de tener garantizada la vida perpetua en el paraíso futuro y de tener un Padre amoroso que vela por nuestras vidas hoy, dándonos la posibilidad de tener una vida llena de fruto hoy, mientras esperamos la completa redención futura.




[1] Puede hallar un estudio más detallado sobre el uso de la palabra aiön en mi estudio “Eras y administraciones en la Biblia”.
[2] Para más detalles sobre la historia de Caín y Abel lea mi estudio “El propósito y plan de Dios”, bajo el título “Génesis 4”.
[3] En mi estudio “La renovación de la mente” hallarán una explicación más amplia de este versículo y su contexto.
[4] Este pasaje lo he desarrollado ampliamente en mi estudio “La esperanza del cristiano”, en el cual explico con buen fundamento bíblico que los muertos no están vivos en otro plano de existencia, sino que están muertos y nadie, excepto Cristo, ha jamás resucitado con un nuevo cuerpo espiritual. Aquí sólo me concentraré en presentar el ejemplo de fe dado por Enoc.
[5] Los usos de esta palabra griega, en el Nuevo Testamento, son: Mateo 2:12 (“advertido por Dios”); Mateo 2:22 (“advertido por Dios”); Lucas 2:26 (“revelado”); Hechos 10:22 (“recibido instrucciones”); Hechos 11:26 (“se les llamó”); Romanos 7:3 (“será llamada”); Hebreos 8:5 (“advirtió”); Hebreos 11:7 (“advertido por Dios”); Hebreos 12:25 (“amonestaba”).
[6] En el estudio “El propósito y plan de Dios” explico con más detalle la situación en los días de Noé que llevó a Dios a tener que destruir a toda la humanidad con el fin de preservar Su promesa y concretar Su plan.
[7] La expresión en Éxodo: “hablaba Jehová a Moisés cara a cara,  como habla cualquiera a su compañero” se refiere a la confianza de Dios al hablar con Moisés, pero no es indicativo de que Moisés haya visto a Dios. Juan mismo dice enfáticamente que nadie jamás vio a Dios (1 Juan 4:12).
[8] Para más detalles sobre la enseñanza bíblica acerca de dónde están ahora los muertos y cuándo serán vivificados lea mi estudio “La esperanza del cristiano”.
[9] Para más detalle sobre este asunto lea mi estudio “No dejando de congregarnos”.
[10] El tema de la causa de las catástrofes y otras circunstancias en que mueren personas “inocentes” es cubierto en mis estudios “¿Son las catástrofes generadas por Dios?” y “Dios no inflige el mal; ¡la culpa es de la metonimia!”.
[11] Las citas de las Escrituras marcadas como “RVA” fueron tomadas de la versión Reina Valera Actualizada, de 1989, por “Casa Bautista de publicaciones”.
[12] Las citas de las Escrituras marcadas como “NVI” fueron tomadas de la Nueva Versión Internacional, por la “Sociedad Bíblica Internacional”.










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1 comentario :

  1. gracias por esta publicación!!!! La imprimo para leerla en casa pero por lo poco que he leído sé que valdrá la pena! Gracias por el amor y dedicación a las cosas de Dios
    Virginia Campos

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