Vasos para honra

En Honor a Su verdad
En este artículo veremos ciertos pasajes de la Escritura que han sido mal interpretados y han llevado a muchos cristianos a pensar que Dios tiene un destino fijado para cada persona de la humanidad y que nada podemos hacer para torcer ese destino. Tomando como base estos versículos muchos han creído y enseñado que Dios es quien decide qué persona será creyente y qué persona no. Pero si esto fuera así, el libre albedrío sería tan sólo una ilusión, nadie jamás podría elegir genuinamente, sino que todas las elecciones habrían estado ya prefijadas en la mente por Dios. Como veremos a continuación, este tipo de doctrina está muy lejos de aquello que Dios dice en Su Palabra.

Antes de comenzar con el versículo en cuestión, revisaremos algunos pasajes bíblicos que nos hablan sobre el derecho de elegir de cada persona y sobre cómo Dios ha limitado Su acción en el mundo a las decisiones que tomamos.

Deuteronomio 30:11-18 BTX[1]
(11) Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.
(12) No está en los cielos, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros a los cielos, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?
(13) Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, y nos lo traerá para que lo oigamos y lo cumplamos?
(14) Sino que muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
(15) He aquí, hoy pongo delante de ti la vida y el bien; la muerte y el mal,
(16) por cuanto hoy te mando que ames a YHVH tu Dios andando en sus caminos y guardando sus mandamientos, estatutos y decretos, a fin de que vivas y te multipliques, para que YHVH tu Dios pueda bendecirte en la tierra adonde entras para poseerla.
(17) Pero si tu corazón se aparta, de modo que no quieras escuchar, y te dejes extraviar, de modo que te postres ante dioses ajenos y los sirvas,
(18) yo os protesto el día de hoy que ciertamente pereceréis. No prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.

Luego de dar Sus mandamientos Dios dice, en el versículo 15, “...pongo delante de ti la vida y el bien; la muerte y el mal”. En los versículos siguientes Dios les dice que si andan en Sus caminos, guardando Sus mandamientos, estatutos y decretos, ellos vivirían y se multiplicarían, y estarían bendecidos, pero si se apartaban de Dios y no quisieran escuchar y se dejaban extraviar, postrándose en dioses ajenos y sirviéndoles, la muerte sería lo que obtendrían. Claramente Dios está dejando al ser humano la posibilidad de elegir qué quiere. Dios jamás dijo que Él decidiría por cada uno de nosotros, ni que tenemos las decisiones ya “programadas” en nuestra mente o corazón. De hecho, si Dios ya tuviese programado todo lo que nos sucederá y no hubiera posibilidad de que elijamos qué hacer este y todo otro pasaje donde Dios da Sus mandamientos y estatutos para que el ser humano los cumpla serían absurdos, estarían vanamente llenando espacios en la Biblia. ¿Por qué iba Dios a dar mandamientos al hombre si de todos modos es Él quien programa nuestras vidas? ¡Esto no tiene sentido! Al leer la Biblia se hace claro que Dios ha dejado al ser humano la voluntad de decidir sobre su propia vida.

En 1 Timoteo leemos:

1 Timoteo 2:1-4 (NBLH)[2]
(1) Exhorto, pues, ante todo que se hagan plegarias, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, 
(2) por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad. 
(3) Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 
(4) el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad.

Este versículo nos dice que lo que Dios quiere es que todos los hombres (seres humanos) sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad. Pregunto yo: ¿Son salvos todos los seres humanos? ¿Conocen plenamente la verdad de Dios todas las personas del mundo? ¡No! Muy por el contrario, los no-salvos son una gran mayoría y más aún, dentro del cristianismo es reducido el grupo de personas que realmente conoce Su verdad con cierta profundidad de entendimiento, esto queda claro al ver la cantidad de religiones y denominaciones cristianas (con sus ramificaciones) que existen. Y si el deseo de Dios es que todos los hombres sean salvos y conozcan plenamente Su verdad ¿por qué no vemos que esto suceda? La simple respuesta es que ¡Dios no hace todo lo que quiere! Dios ha dado al hombre la capacidad y responsabilidad de elegir si desea ser salvo y si desea conocer la verdad y, aunque le pese la negativa, Él no obliga a nadie a aceptar Su salvación. Si Dios programara la vida de cada persona en el mundo estaría mintiendo al decir que desea que todos sean salvos, porque claramente vemos que hay hombres llenos de maldad que mueren sin arrepentirse. ¡Pero Dios no miente! La verdad es que cada uno de nosotros tenemos que decidir si vamos a creer a Dios y aceptar Su salvación o no, Dios no va a obligarnos a hacer lo que no queremos hacer, ni mucho menos ha programado nuestras mentes para decir “sí” o “no” a Su antojo.

Otro pasaje que nos muestra cómo Dios ha limitado Su acción a la decisión humana está en Mateo 6:

Mateo 6:9-10 (NBLH)
(9) "Ustedes, pues, oren de esta manera: 'Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea Tu nombre.
(10) 'Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, Así en la tierra como en el cielo.

Aquí Jesús está dando a sus discípulos una instrucción acerca de aquello que es importante para tener en oración. Entre aquello que él instruye a orar dice: “Hágase tu voluntad...” ¿Por qué habría que orar para que se haga la voluntad de Dios si Él de todos modos fuera a hacer lo que quiere? Si Dios tiene un “destino” programado para cada vida humana ¿Por qué orar para que se haga Su voluntad? ¿No sería esto vana palabrería? Jesús instruyó a orar para que Dios haga Su voluntad en la Tierra como en el cielo porque Dios no actúa en la Tierra a menos que los seres humanos le permitan actuar, por medio de la oración y la obediencia a Su Palabra. Esto puede resultar asombroso para muchos, pero la Biblia nos muestra que el deseo de Dios de que cada persona pueda tomar sus propias decisiones es tal que Él ha limitado Su propia acción en la Tierra a la reacción de cada persona. Si reaccionamos a Su amor con fe, obediencia y oración, Él puede actuar más y más en nuestras vidas, si desobedecemos, desconfiamos de Él y no le oramos, Su acción en nuestras vidas puede ser nula o muy limitada.

Brevemente hemos visto algunos pasajes que nos muestran que Dios nos ha dado la capacidad de elegir y es nuestra responsabilidad obedecerle o desobedecerle. Sin embargo, hay ciertos pasajes de la Biblia que han causado confusión y han llevado a muchos cristianos a una actitud “contemplativa” de la vida, como si todo estuviera “escrito” y nada pudieran hacer para cambiar el curso de sus vidas. Entre esos pasajes están los que tratan sobre el alfarero y sus vasos para “honra” y “deshonra”.

La conocida Reina Valera de 1960 leemos:

Romanos 9:14-24 (RV- 1960)
(14) ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios?  En ninguna manera.
(15) Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.
(16) Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
(17) Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.
(18) De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.
(19) Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?
(20) Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?
(21) ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?
(22) ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,
(23) y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,
(24) a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?

En una lectura rápida aquí pareciera decir que Dios hace misericordia del que quiere en forma azarosa o caprichosa. Leyendo estos pasajes, tal como están traducidos, podemos pensar que Dios mismo “prepara” a ciertas personas para ser honradas y a otras para ser destruidas. Analizaremos bien este pasaje para hallar qué es lo que está transmitiendo.

En principio debemos entender el contexto de este pasaje. Pablo venía hablando acerca de la salvación y justificación que se recibe por fe en Cristo y de cómo Israel, como pueblo, rechazó esta salvación. A ellos fueron dadas las promesas, pero no reconocieron a Jesús como salvador (en forma conjunta, como pueblo). Lo que Pablo viene explicando es que Dios extendió Su salvación al resto de las naciones porque el pueblo de Israel no creyó en Cristo y los otros sí, en otras palabras, Pablo explica que la salvación no pertenece a un grupo étnico en particular, sino a aquellos que creen en Jesucristo como Señor y Salvador (Romanos 9:6-8).

En esta línea de pensamiento llegamos al versículo 15, en donde Pablo refiere unas palabras de Dios a Moisés: “Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca”, lo cual es citado de Éxodo 33:19. Tal como está dicho aquí uno podría pensar que Dios ya tiene “predestinado” a aquél sobre quien va a hacer misericordia y que uno no puede hacer nada para obtener la misericordia de Dios, sin embargo, otros pasajes bíblicos demuestran lo contrario, como por ejemplo:

Deuteronomio 7:9-10 (RV-1960)
(9) Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones;
(10) y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el pago.

Deuteronomio 13:17 (RV-1960)
Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres,

Deuteronomio 30:1-3 (RV-1960)
(1) Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios,
(2) y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,
(3) entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios.

Salmos 103:13 (RV-1960)
Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.

Proverbios 14:22 (RV-1960)
¿No yerran los que piensan el mal? Misericordia y verdad alcanzarán los que piensan el bien.

Proverbios 28:13 (RV-1960)
El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.

Isaías 9:17 (RV-1960)
Por tanto, el Señor no tomará contentamiento en sus jóvenes,  ni de sus huérfanos y viudas tendrá misericordia;  porque todos son falsos y malignos, y toda boca habla despropósitos. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.

Lucas 1:50 (RV-1960)
Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen.

Hebreos 4:16 (RV-1960)
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Estos pasajes, entre otros, nos muestran que la misericordia y compasión de Dios dependen de la actitud de corazón de cada persona. ¿De quién quiere tener misericordia y compasión Dios? De aquellos que le aman, le buscan y le obedecen. Entonces ¿qué es lo que nos está comunicando Romanos 9:15? Volvamos a leerlo:

Romanos 9:14-15 (RV-1960)
(14) ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.
(15) Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.

Como he mencionado previamente, Pablo venía hablando del rechazo de Dios a Israel como pueblo y Su misericordia hacia el resto de las naciones. Ante estas palabras alguien podría pensar que Dios es injusto, porque fue al pueblo de Israel al que le prometió el Salvador. Pablo se anticipa a este pensamiento y responde citando lo que Dios dijo a Moisés. Conociendo las Escrituras, uno puede comprender que lo que Pablo está queriendo señalar aquí es que la misericordia de Dios no depende de la nacionalidad sino del corazón de la persona, Pablo menciona esto para señalar que Dios no es injusto, porque los verdaderos “israelitas” son aquellos que le creen y obedecen de corazón (Romanos 9:6-8).

Luego leemos:

Romanos 9:14-18 (RV-1960)
(14) ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios?  En ninguna manera.
(15) Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.
(16) Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

En el versículo 16 Pablo señala que no hay nada que se pueda hacer, desde el plano humano, para alcanzar salvación, todo depende de la misericordia de Dios. Como seres humanos jamás podremos hacer lo necesario para obtener la vida perpetua en la era futura, en la que Dios establecerá Su reino en la Tierra, esto está fuera de nuestro alcance. Lo que sí podemos hacer es creer a Dios, creer en Su misericordia, creer en Su plan de redención y creer en el Salvador que nos ha provisto, de este modo alcanzamos Su misericordia, para que Él nos provea de la vida espiritual y la salvación. Nosotros no podemos “auto-salvarnos”, pero podemos creer en el Salvador para alcanzar misericordia, esto es lo que nos está transmitiendo todo este pasaje (junto con los capítulos previos de Romanos).

Romanos 9:17 (RV-1960)
(17) Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.
(18) De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

Aquí otra vez nos encontramos con una dificultad, porque pareciera decir que Dios dispone quiénes van a ser hombres de bien y quienes van a ser “duros” de corazón. Pareciera que Dios a propósito hizo que el Faraón fuera duro de corazón para con Moisés para poder mostrar lo poderoso que Él es. Sin embargo, Dios podría haber mostrado Su poder de muchísimas maneras sin tener que tocar la capacidad de elegir de una persona. ¿Qué es lo que estos versículos nos están transmitiendo?

La palabra griega que se traduce “endurecer” es skleruno. Esta palabra griega se usa aquí, en Hechos 19:9 y cuatro veces en el libro de Hebreos. Veremos estos usos para entender mejor el sentido de esta palabra:

Hechos 19:9 (NBLH)
Pero cuando algunos se endurecieron y se volvieron desobedientes, hablando mal del Camino ante la multitud, Pablo se apartó de ellos llevándose a los discípulos, y discutía diariamente en la escuela de Tirano.

Hebreos 3:6-8 (NBLH)
(6) Pero Cristo (el Mesías) fue fiel como Hijo sobre la casa de Dios, cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin nuestra confianza y la gloria de nuestra esperanza.
(7) Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: "SI USTEDES OYEN HOY SU VOZ,
(8) NO ENDUREZCAN SUS CORAZONES, COMO EN LA PROVOCACION, COMO EN EL DIA DE LA PRUEBA EN EL DESIERTO,

Hebreos 3:12-16 (NBLH)
(12) Tengan cuidado, hermanos, no sea que en alguno de ustedes haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo.
(13) Antes, exhórtense los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: "Hoy”; no sea que alguno de ustedes sea endurecido por el engaño del pecado.
(14) Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad.
(15) Por lo cual se dice: "SI USTEDES OYEN HOY SU VOZ, NO ENDUREZCAN SUS CORAZONES, COMO EN LA PROVOCACION."
(16) Porque ¿quiénes, habiendo oído, Lo provocaron? ¿Acaso no fueron todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés?

Hebreos 4:7 NBLH
(7) Dios otra vez fija un día: Hoy. Diciendo por medio de David después de mucho tiempo, como se ha dicho antes: "SI USTEDES OYEN HOY SU VOZ, NO ENDUREZCAN SUS CORAZONES."

En todos estos versículos vemos que la decisión de endurecer o no el corazón es de cada persona. Si Dios fuera el encargado de endurecer el corazón de una persona, no estaría diciendo a los creyentes que no endurezcan sus corazones. Sin embargo en Romanos 9 leemos:

Romanos 9:17-18 (RV-1960)
(17) Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.
(18) De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

Teniendo en cuenta lo que hemos visto en otros pasajes acerca del “endurecimiento”, podemos ver una aparente contradicción con este pasaje. Esta aparente contradicción puede resolverse entendiendo un poco mejor ciertos usos idiomáticos de origen hebreo, pero que también fueron usados en el texto griego del Nuevo Testamento. Veremos esto en Éxodo 4:

Éxodo 4:20-21 RV60
(20) Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvió a tierra de Egipto.  Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano.
(21) Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo.

Aquí Dios dice a Moisés “...yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo”. No entender el uso figurado que los hebreos daban a los verbos puede causar más de un dolor de cabeza a quienes leen la Biblia, porque aquí parece decir que Dios mismo endurecería el corazón del Faraón, sin embargo, leamos unos versículos en capítulos posteriores:

Éxodo 8:15 RV60
Pero viendo Faraón que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.

¿Quién endureció el corazón de Faraón? ¿Dios? No, él mismo endureció su corazón.

Éxodo 8:32 RV60
Mas Faraón endureció aun esta vez su corazón, y no dejó ir al pueblo.

Nuevamente, quien endureció su corazón fue el Faraón mismo.

Éxodo 9:34 RV60
Y viendo Faraón que la lluvia había cesado, y el granizo y los truenos, se obstinó en pecar, y endurecieron su corazón él y sus siervos.

¿Dios endureció los corazones de estos hombres? ¡No! Ellos mismos lo hicieron.

Entonces ¿cómo entendemos Éxodo 4:21 y Romanos 9:17 y 18? Como he mencionado, tenemos aquí un uso idiomático de los verbos, típico entre los hebreos, pero que también fue usado por los escritores del Nuevo Testamento. Es común ver, en el Antiguo Testamento, que se atribuyen a Dios ciertos hechos o actos que no hizo Él directamente. Esto se lo hace por medio de la figura literaria metonimia[3] y a veces con el uso de otras figuras literarias. En este caso, cuando se dice que Dios “endureció” el corazón de Faraón (en Éxodo 4:21) y que “endurece” a quien quiere endurecer (en Romanos 9:17 y 18), se lo hace con el fin de señalar que las acciones de Dios terminan por dejar al descubierto lo que hay en el corazón de una persona. Un antiguo proverbio dice que: “el mismo Sol que derrite la vela endurece el barro”. Del mismo modo, ciertas acciones de Dios pueden “derretir” el corazón de las personas y “endurecer”, esto depende de la constitución del corazón de cada persona. Aquellas acciones que a Israel le mostraron la grandeza del poder y amor de Dios “derritiendo” sus corazones, a Faraón hicieron endurecerlo contra Dios.

El versículo 18 de Romanos 9 nos está transmitiendo que Dios a veces actúa de tal modo que ciertas personas incrédulas endurecen sus corazones y quienes le creen y aman lo alaban por Su misericordia. No es que Dios maneje los corazones de las personas a Su antojo, sino que cuando Él actúa, lo que hay en el corazón de las personas sale a la luz. En otras palabras, Dios no es quien “endurece” a las personas, sino que hace que la dureza que ya tienen en el corazón salga a la luz.

Seguimos con la lectura de Romanos 9:

Romanos 9:19-24
(19) Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?
(20) Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?
(21) ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?
(22) ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,
(23) y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,
(24) a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?


Aquí llegamos a la parte central de este estudio, que es lo que refiere a los “vasos para honra” y “vasos para deshonra”. Todo este pasaje pareciera indicar que Dios toma a cada persona y le da forma conforme a Su voluntad y que a algunos forma para usos honrosos y a otros los forma para usos deshonrosos y los destina a destrucción. Esto podría esperarse de una persona desequilibrada mentalmente, pero no de un Dios de inconmensurable amor. ¿Acaso algún artista se pone a pintar un cuadro, escribir un libro, filmar una película o a hacer una producción discográfica para luego de terminada destruirla? ¿Algún arquitecto o ingeniero se pondría a hacer un edificio para demolerlo al terminar? Todos queremos que nuestra obra perdure y sea útil, hay veces que las cosas no salen como queremos y por eso desechamos lo que hicimos pero ¿acaso puede Dios, en Su perfecta sabiduría y poder, hacer algo mal? ¿No fue toda Su creación “buena en gran manera”? Si bien Dios tiene un poder y sabiduría que va más allá de toda comprensión humana, podemos ver, en Sus Escrituras, que hay veces que las cosas no le salen bien y debe desechar Su obra ¿Increíble? ¡Está en Sus Escrituras!

En el pasaje citado de Romanos tenemos ciertos problemas de traducción que afectan a la interpretación y entendimiento del texto, pero antes de analizar esos versículos, veremos algunas Escrituras del Antiguo Testamento que arrojarán luz al asunto.

Jeremías 18:1-12 RV60
(1) Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:
(2) Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.
(3) Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda.
(4) Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
(5) Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
(6) ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.
(7) En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, y derribar, y destruir.
(8) Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles,
(9) y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar.
(10) Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle.
(11) Ahora, pues, habla luego a todo hombre de Judá y a los moradores de Jerusalén, diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo dispongo mal contra vosotros, y trazo contra vosotros designios; conviértase ahora cada uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras.
(12) Y dijeron: Es en vano; porque en pos de nuestros ídolos iremos, y haremos cada uno el pensamiento de nuestro malvado corazón.

Cuando el alfarero trabaja sobre el barro, él no comienza su trabajo pensando en hacer las cosas mal a propósito. Sin embargo, sucede que cuando el barro no tiene la consistencia adecuada él no puede darle la forma que desea. Si el barro se endurece el alfarero no puede seguir moldeando ese barro y no quizá no pueda darle la forma que en un principio tenía pensado. ¡Esto quiere transmitir Dios aquí! Dios tenía la intención de hacer de Israel un pueblo hermoso, honroso, bendecido, glorioso, pero ellos se endurecieron y Dios ya no pudo darles la forma que pensó en un principio. En los versículos 7 al 11 Dios habla de esto, Dios desea hacer mucho bien a la humanidad, pero si las personas endurecen Sus corazones y le desobedecen, andando en maldad, Dios ya no puede darles la forma deseada y su fin es la destrucción. El versículo 12 nos informa que a pesar de la advertencia de Dios, el pueblo de Israel decidió de todos modos adorar a otros ídolos y desobedecer a Dios.

Con este entendimiento en mente vamos a releer y analizar Romanos 9:19 al 24:

Romanos 9:19-24
(19) Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?
(20) Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?
(21) ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?
(22) ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,
(23) y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,
(24) a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?

Hay algunos puntos claves para comprender este pasaje. Uno de los puntos de confusión en este pasaje es que en la Reina Valera y otras versiones, en el versículo 22 se nos habla de “vasos de ira preparados para destrucción”, otras versiones, como la Nueva Versión Internacional, incluso traducen: “destinados a la destrucción”. Esta forma de traducir causa confusión, porque uno puede pensar que Dios ya había preparado o destinado a ciertas personas para ser destruidas, como si las hubiese hecho malas a propósito para luego tener alguien con quien descargar Su ira. Sin embargo, esta no es la forma en que esperaríamos que actúe un Ser que es todo amor y todo luz ¿Acaso podría un buen padre y una buena madre planificar tener muchos hijos para poder hacer felices a algunos y maltratar a otros? ¡No! Y ciertamente nuestro Padre celestial tampoco haría esto.

El problema aquí es que se ha hecho una errónea traducción. La palabra griega que la Reina Valera 1960 traduce como “preparados” es katartizo, que significa: “hacer, preparar o arreglar algo hasta que esté completo o funcionando correctamente”, de ahí que puede tomar el sentido de “arreglar, reparar, hacer funcionar, equipar, completar, perfeccionar, completar, acondicionar, restaurar, hacer, equipar, ordenar, adecuar, etc.”

El griego bíblico tenía tres voces verbales: pasiva, media y activa. La voz pasiva indica una acción que se hace SOBRE el sujeto; la voz media indica una acción que el sujeto hace SOBRE SÍ MISMO; y la voz activa indica una acción que el sujeto hace SOBRE OTRO sujeto u objeto. Por ejemplo, si dijera “golpeé la pelota” la voz es activa, yo (el sujeto) realicé la acción sobre la pelota; si dijera “fui golpeado por la pelota” sería voz pasiva, yo (el sujeto) recibí el efecto de la acción (el golpe dado por la pelota); si dijera “me golpeé con la pelota” para el griego sería voz media, yo (el sujeto) realicé la acción sobre mí (me golpeé a mí mismo). En el versículo 22 de Romanos 9 el verbo que se traduce “preparados” puede tomarse como voz media o como voz pasiva. Muchos traductores bíblicos, creyendo en que el hombre tenía un “destino” prefijado, han traducido esta palabra en voz pasiva, como si fuese Dios quien los preparó para ser destruidos. Sin embargo, esta palabra puede interpretarse como en voz media, indicando que ellos mismos, por sus acciones, llegaron a estar en la condición de merecer la destrucción, esto es más consistente con todos los otros textos que hemos visto y con el resto del versículo, que dice que Dios los “soportó con mucho temple”. Si Dios los “soportó”, entonces no los “preparó”. Estas personas, por su desobediencia y maldad se hicieron merecedoras de destrucción, pero Dios, aunque quería mostrar Su ira en ellos, los soportó, siendo misericordioso con ellos para darles la oportunidad de arrepentirse.

A continuación doy una traducción de estos versículos más ajustada al texto griego:

Romanos 9:19-24 (Mi traducción)
(19) Entonces me dirás: ¿Por-qué todavía está-señalando-la-falta? Porque: ¿quién se-ha-opuesto a SU ·voluntad?
(20) ¡Oh hombre! Ciertamente ¿quién eres tú (me refiero al que está-contradiciendo a ·DIOS)? ¿Dirá lo formado al que lo formó: “¿Por-qué me hiciste así?” ¡No!
(21) ¿o NO tiene autoridad el alfarero sobre el barro, para hacer, partiendo de la misma masa, por-un-lado este recipiente para honor y, por otro lado, este otro recipiente para deshonor?
(22) Pero ¿que pasa si ·DIOS, aunque desea demostrar la ira y dar-a-conocer lo poderoso que es ÉL, soportó, con mucho temple, a los recipientes de ira que han-llegado-a-estar-en-condiciones para destrucción?
(23) y ¿que pasa si DIOS hizo esto para-que fuera-dada-a-conocer la riqueza de SU ·gloria sobre los recipientes de misericordia, a quienes previamente-preparó para gloria,
(24) a quienes también llamó, a nosotros, NO sólo de-entre judíos sino también de-entre las demás etnias?

En esta traducción intenté reflejar lo más ajustadamente posible el texto griego. Las letras en itálicas refieren a palabras que no están en el texto griego, pero que he agregado para tener una lectura correcta en español y entender mejor la idea expresada.

En el 23 vemos que se dice que Dios preparó previamente ciertos recipientes de misericordia para gloria. Esto significa que en los planes de Dios siempre estuvo la intención de extender Su misericordia para que las personas vean Su gloria, sin embargo, no puede forjar aquello que desea en todas las personas a causa de la incredulidad. Dios desea hacer grandes cosas con cada persona viva en esta Tierra, sin embargo, Su capacidad para dar forma a nuestras vidas depende de cuán blando o duro esté nuestro corazón, depende de cuánto le creemos y obedecemos. Dios tiene un poder que va más allá de nuestra comprensión y puede hacer obras maravillosas partiendo del “polvo”, sin embargo, ha decidido limitar Su acción a nuestra elección. Si Dios actuara sin nuestro permiso, entonces no tendríamos verdadero derecho de elegir, Si Dios hiciera lo que quisiera con las personas el libre albedrío sería sólo una ilusión y todos Sus mandamientos no tendrían sentido alguno. Sin embargo, la Biblia nos muestra que aunque Él quiere hacer una obra gloriosa en cada uno de nosotros, Su capacidad para hacerlo depende de nuestra elección, de cuánto dejamos que Él actúe en nuestras vidas a través de nuestra oración, creencia y obediencia.

Nuestro libre albedrío es un gran privilegio dado por Dios, pero también es una gran responsabilidad, porque cada elección que hacemos puede afectar al curso completo de la historia, ya sea en favor del plan de Dios o en contra. Cada oración que hacemos le abre una puerta para actuar en la Tierra, y en nuestras vidas. Cada acto de obediencia a Él puede cambiar la vida de otras personas para salvación, pero cada acto de desobediencia puede significar la pérdida de alguna vida. Nunca sabemos cuán importante puede ser nuestra contribución a la obra de Dios, pero no debemos menospreciar nuestra función, porque nosotros sólo somos el barro ¡el artesano es Dios!

2 Timoteo 2:15-16, 19-26 (NBLH)
(15) Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad.
(16) Evita las palabrerías vacías y profanas, porque los dados a ellas, conducirán más y más a la impiedad,

(19) No obstante, el sólido fundamento de Dios permanece firme, teniendo este sello: "El Señor conoce a los que son Suyos," y: "Que se aparte de la iniquidad todo aquél que menciona el nombre del Señor."
(20) Ahora bien, en una casa grande no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro, y unos para honra y otros para deshonra.
(21) Por tanto, si alguien se limpia de estas cosas, será un vaso para honra, santificado, útil para el Señor, preparado para toda buena obra.
(22) Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue (busca) la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro.

Estas son las instrucciones de Pablo a Timoteo para llegar a ser un “vaso para honra”. Nadie que haya creído en Cristo como Señor será destruido, sin embargo, nuestro servicio a Dios puede ser más honroso o deshonroso conforme a nuestra andar. ¿Qué clase de recipientes seremos para Dios? Ya sea que seamos oro, plata, madera o barro, todos podemos ser útiles y llenos de honra si dejamos que Dios trabaje en nosotros.

¿Cómo hacemos para que Dios pueda obrar en nosotros y moldearnos a Su gusto? Lo primero es confiar y creer plenamente en Dios y establecer una relación espiritual con Él y con el Señor Jesucristo, en oración y en entendimiento de Su gracia, Su amor y Su poder. Además de esto, en estos pasajes tenemos algunas otras pautas: (1) Manejar con precisión la palabra de verdad (v.15); (2) Evitar palabrerías vacía y profanas (v.16); (3) Apartarse de iniquidad (v.19); (4) Huir de pasiones juveniles (v.22); (5) Buscar con interés la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con todos los que invocan al Señor con un corazón puro.

Muchos cristianos hacen todo lo que tal o cual persona les dice que es la voluntad de Dios, pero no desarrollan una verdadera relación espiritual con Dios, en cierta forma, su corazón es “blando” para con otras personas o para con sus líderes cristianos, pero es “duro” para con Dios y Su verdad. Esto a veces lo hacen ignorantemente, pero este camino no los llevará a ser todo lo que Dios quiere que sean, no podrán reflejar la gloria de Dios tal como Él desea que lo hagan. Nuestro corazón debe ser del más blando barro para con Dios, pero de acero para con los demás, en el sentido de que no debemos dejar que nada nos mueva de nuestra fe y convicción a Dios. Debemos ser amorosos, comprensivos, compasivos, misericordiosos y bondadosos para con los demás, pero jamás debemos dejar que alteren nuestro corazón, desviándonos de la voluntad de Dios, sólo a Dios debemos dejar la tarea de dar forma a nuestras vidas.

Entreguemos a nuestro Dios un corazón blando y dócil, para Él haga de nosotros seres llenos de honra, de modo que al mirarnos el mundo pueda decir: “¡Qué gran artista es Dios! ¡Qué maravillosa obra hizo!”



[1] Las citas bíblicas marcadas como “BTX” fueron tomadas de la “Biblia Textual”, de la Sociedad Bíblica Iberoamericana, versión de 1999, revisión 2010.
[2] Las citas bíblicas marcadas como “NBLH” fueron tomadas de la “Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy”(antes conocida como “Nueva Biblia de los Hispanos”), por The Lockman Foundation, edición 2005, revisión de 2009.
[3] Para ver más sobre cómo se atribuye a Dios, por medio de la figura metonimia, ciertos actos de los cuales Él no es el responsable, recomiendo leer mi estudio “Dios no inflige el mal ¡La culpa es de la metonimia!”.





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